Me
volví embustera a causa del Amor. La verdad acabaría con la Esperanza.
En
un giro brutal, la Vida te volvió niña. Frágil y vulnerable. Mi deber era
protegerte. Cuidar lo que quedó de ti...
"Convertirme
en un Espejo de Fe donde pudieras mirarte" era la encomienda, pero mi Fe
estaba perdida.
Fui
a buscarla a los templos de los hombres y no la encontré. Entre las homilías,
las prédicas y los sermones, sin embargo, me sonaban como palabras huecas.
Hurgué entre los crucifijos, los íconos y el arte sacro; en los textos
sagrados. Traté de robar un poco del devoto peregrino, de las fiestas
patronales, de las alabanzas, las oraciones y las plegarias.
Regresé
de la búsqueda fallida, con las manos vacías. Me convertí entonces en un Espejo
de Fe aun sin creer. Me volví embustera a causa del Amor.
Aquel exilio vino a mi memoria. La isla, la cueva, el apóstol y la Revelación. Y de pronto, tuve una visión: Nuestra propia isla... virgen, inexplorada.