jueves, 31 de marzo de 2022

ROSA ROJA

 Saliendo de las higueras, me topé con un jardín de rosas rojas gigantes. Aunque su aroma me embriagaba, formaban una espesura que me ralentizaba el paso.

¿Qué custodiaban?

Escogí una, la más hermosa, trepé por su tallo, las espinas me sirvieron como escalinata hasta que una, me rasgó la piel haciéndome una herida sutil. En el rojo de la sangre, sentí la vida palpitar. Ascendí pausadamente hasta que pude descansar en unos de los pétalos.  Concavidad aterciopelada que me acarició el alma. Pude recapitular la mujer que fui para agradecer y honrar el camino andado, para gestarme de nuevo como la crisálida en el capullo. 

Todavía no estalla el potencial, sin embargo, siento la Certeza, la Duda se ha marchado. Yo soy la promesa. Percibo las semillas en mi útero, me cultivo a mí misma. Es primavera, estoy en sintonía con los ciclos de la madre Natura. Miro la herida y es sólo un rasguño. Así será de ahora en adelante. Las heridas profundas son parte del pasado. Las lecciones ya son sutiles. Extraigo la savia de mi Sabiduría interior para salir avante, sin dramas. Sólo son experiencias. Siempre aprendizajes. 

Cuando estoy lista, exploro entre las demás flores. Envuelto en un capullo encuentro un catalejo dorado y observo a través de él. Lo que miro me deja sin aliento: ¡Soy yo ataviada con una corona de piedras preciosas y un cetro! Reina y soberana de mi mundo interior, ¡pero no estoy sola! Hay otras mujeres también revestidas de gozo y plenitud. Bailamos, cantamos y reímos juntas. 

Ahora las rosas reducen su tamaño. Camino entre los rosales a mi propio ritmo, acompañada de su perfume que se mezcla con mi esencia de mujer.

 Un letrero de madera me indica a dónde me dirijo: “La tierra de Venus Dies”.


Metepec, México.

Marzo 2022

Proyecto Venus Dies


                                                                         Imagen tomada de internet

lunes, 21 de marzo de 2022

HIGO

Después del abrazo de la mujer Lavanda, me perdí entre las higueras. Filas y filas que se espesaban hasta enredarse. Quedé atrapada en aquella oscuridad, pero lejos de asustarme, respiré. Tenía la certeza de que me estaba gestando de nuevo. ¡Yo era la semilla! Así que me acomodé en el sicono y me hice ovillo. Dormí y en mis sueños agitados vi a mis sombras, aunque ya no las temía. Bastaba un soplido para dispersarlas. Eran ecos, fantasmas sin sustancia, espejismos del pasado. Ya no iban a arrastrarme, ahora los pondría a mi servicio. Me recordarían el camino andado para honrarlo. Respiro y siento el útero de mi madre y el mío. Son uno solo, somos una latiendo con la Vida. Soy el útero, la semilla, la flor, el fruto, la crisálida, soy nada y soy todo. Me disuelvo en el interior del cuerpo cavernoso que sabe tan dulce. Me entrego, me rindo a la Naturaleza siempre sabia.  Me sostiene una fuerza plutoniana que no comprendo, pero no hace falta. Pacientemente espero la siguiente fase del proceso. Respiro y sigo respirando. Esta oscuridad ya no me asusta.

 

                                                         Imagen tomada de internet

 Metepec, México

Proyecto Venus Dies

Marzo de 2022

RENOVADA INSPIRACIÓN

 La Primavera ya está aquí. Se asoman los brotes en los árboles y plantas; las flores tímidamente resurgen del letargo invernal. El calor comienza a sentirse en el ambiente. Ropa fresca, faldas y sandalias. Limonadas y tés helados.

 Descalza camino por el pasto y cerrando los ojos, reviso mi jardín interior. Recuerdo con gratitud la última cosecha. Ahora es tiempo de preparar la tierra nuevamente. Abro los surcos para sembrar las pequeñas semillas que contienen las promesas. ¿Qué plantaré esta primavera? Saco la bolsita que traigo en mi delantal y elijo esperanza, gozo, aceptación, y plenitud. Mi corazón se expande, parece estar de acuerdo.

—Buena elección — susurran dos diminutas abejas que se posan en las flores de lavanda.

Alcanzo a escucharlas y ya no me sorprendo porque este jardín está lleno de magia. Las semillas me las entregó una mujer mayor de pelo blanco recogido en un chongo quien me dijo: “Ya sabes de estiaje, de tierra resquebrajada, de hierbajos y espinas; ya llegó el tiempo para ti” “¿El tiempo para qué?” pregunté, pero se fue sin responderme desapareciendo entre las higueras.  

Una ráfaga de aire sopla y el polen de las florecillas me hace estornudar. “¡Oh no!” he tirado sin querer las semillas. Se han desperdigado entre las hierbas aromáticas. La esperanza cayó sobre el cilantro; el gozo sobre la albahaca; la aceptación encima del romero y la plenitud se revolvió con la hierbabuena. Suelto una carcajada encogiéndome de hombros. Dejaré  que la Naturaleza haga lo propio. Mientras tanto estaré escribiendo porque la Primavera también me ha traído una renovada inspiración.


                                                                  Imagen tomada de internet

lunes, 14 de marzo de 2022

CORAZÓN RESILIENTE

Dice que se va y se me arruga el corazón. Sus alas de independencia están listas para volar del nido. La mitad de mi corazón se llena de gozo; la otra mitad, de nostalgia.

No es la primera vez que parte; pero siento que ésta es la definitiva.  Mi corazón volverá a sentirse extraño. Desubicado buscando al niño que ya no está porque al cabo de los años se volvió hombre. Deambulará en los recuerdos de fiestas de cumpleaños, festivales escolares, juegos, piñatas, risas y llantos para encontrar consuelo. Veremos fotografías: testigos mudos, que retrataron las imágenes de lo que fue significativo. Se encogerá durante algún tiempo hasta expandirse de nuevo, volviéndose a llenar de amor:  por la encomienda cumplida, por el servicio prestado a la Vida, por la aceptación de que el amor a los hijos se demuestra dando un paso atrás para no estorbar el despliegue de sus alas cuando están listas para volar. Estoy sostenida por las madres que me preceden; “las que ya soltaron”. Me uno a ellas en honra y gratitud.

En mi vientre estriado y abultado quedó escrita nuestra bella historia. La huella imborrable de la maternidad en mi cuerpo. Estoy en paz con eso.

Ahora toca encauzar toda esa energía que se liberará del rol de madre. Retomarla para mí. Reinventarme, resignificarme. Renacer como mujer.

Estaré escribiendo, sin duda la escritura me salvará como me ha salvado tantas veces en mi vida.

 

                                                       Imagen tomada de internet

lunes, 7 de marzo de 2022

ACEPTACIÓN

 Recién había pisado los confines de Venus. “Si he llegado hasta aquí éste debe ser un buen lugar”. Reflexioné.  Aunque no sabía lo que encontraría estaba abierta a descubrirlo. Miraba el valle que se mostraba ante mis ojos cuando una mujer alta y estilizada como una flor de lavanda, apareció vestida en una túnica lila que se movía al ritmo de su andar. Su largo cabello destellaba con la luz del sol. Su sonrisa era franca y con su voz melodiosa me dijo:

—Bienvenida seas. Acompáñame, quiero mostrarte algo.

Me llevó a una parte plana del valle donde colgaba una pantalla flotante.  Había unos cojines dispuestos al centro. La mujer se dirigió al proyector que se encontraba detrás, encendiéndolo. Me senté a observar. ¡Lo que se proyectaba fueron escenas de mi propia vida! Azorada puse mucha atención. Se mostraron mis elecciones; mis aciertos y errores; mis risas y llantos; mis fortalezas y debilidades; mis relaciones. Mis momentos más difíciles; mis emociones arremolinadas, mis pérdidas.  Pude ver el paso del tiempo, cómo me fui convirtiendo en mujer; los cambios en mi cuerpo, mis diferentes cortes de pelo, la forma de vestir. De pronto vi una imagen en la cual mi pecho brillaba con una luz dorada, punzaba emitiendo rayos.

—Ese es tu don — aclaró la mujer estilizada quien ya se había sentado a mi lado.

Sentí un nudo en la garganta y sin poder evitarlo unas lágrimas humedecieron mi rostro.

—Quizá no ha estallado con todo su potencial — mencioné.

—Quizá…— concordó ella.

Por un momento pretendí juzgarme, pero no pude hacerlo. Una inexplicable sensación de paz me envolvía.

—Aceptar no es resignarse ni cambiar lo que pasó, es simplemente soltar el conflicto, dejar de pelear; liberar las cargas emocionales permitiendo a la situación “ser”.

—¿Cómo podría hacer eso? — pregunté.

—Respirando, siente el latir de la Vida en cada inhalación. Aquí y ahora.

Cerré los ojos, el aroma a lavanda que emanaba de la mujer me relajó. Juntas nos quedamos ahí hasta que la luna nos encontró abrazadas.

Imagen tomada de internet


Metepec, México

Proyecto Venus Dies

Marzo de 2022