sábado, 28 de mayo de 2022

PUNTO DE NO RETORNO

 Ella llegó al punto de no retorno. 

Sólo se le permitiría mirar atrás para darse cuenta de cuánto había avanzado. Era esencial que honrara sus pasos. Los reclamos, los hubieras y los arrepentimientos no tenían cabida. Era tiempo de aceptar que sólo fueron experiencias y lecciones necesarias. 

Ya no era la misma que había emprendido el viaje. Se había transformado en el trayecto. Podía regresarse, volver a los lugares que la ataban, que la enfermaban, que la constreñían. Era libre para elegir, sin embargo, dio un giro sólo para reconocer su camino andado, haciendo una reverencia. Después continuó su travesía. 

Ya no sentía culpa. Quienes habían quedado atrás podían seguir sus huellas u olvidarla. Ahora ella trazaba un lozano camino flanqueado de promesas y posibilidades.

                                                                Imagen tomada de internet

jueves, 26 de mayo de 2022

ELLA RESPONDIÓ AL LLAMADO


Ella descubrió que ese desasosiego era un llamado. No, no era la primera vez que lo sentía, era su alma quien la llamaba. Esta vez respiró hondo y profundo. Dejó que el Silencio Reverente le hablara. Los primeros susurros se convirtieron en pensamientos claros.  Se dejaría guiar. No sería ella quien trazaría el camino, sin embargo, no pondría resistencia. Caminaría con certeza. Paso a paso. Arraigada a la tierra, con el corazón abierto y la mirada al cielo. Ya tenía integradas las experiencias, las lecciones, las lágrimas y las risas. Ya no se repetirían las historias del pasado. Se dirigía a convocarse con sus hermanas, hijas de la Diosa. No, no era paganismo, era el recuerdo de su alma primigenia creada en libertad; era su ser cristalino, crístico, sin dogmas ni ataduras. Algo asombroso la esperaba; llegaría a un lugar donde sus dones estarían al servicio de algo más Grande. Una intención colectiva, una misión grupal. Extender la luz para que el Amor fuera recordado.

Ella ya iba en camino.  


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viernes, 13 de mayo de 2022

PUERTA ENTREABIERTA

Ella ve una puerta que se abre.

Es su puerta, la que estaba buscando, la que la estaba esperando. Sabe que es suya porque le vibra el corazón cuando se para frente a ella. No imagina lo que hay detrás, sin embargo, su intuición le dice que sólo cruzándola va a descubrirlo. No es tiempo de dudar. Casi no puede creerlo porque en el pasado, tocó muchas puertas falsas que la condujeron a oscuros lugares. Había perdido la esperanza.

Esta vez es diferente. La Sincronicidad le tejió el encuentro y sin darse cuenta ella enunció las palabras mágicas que la abrieron.  Los aprendizajes ya están integrados. En su interior han crecido las semillas, ahora tiene un jardín florido, un santuario, un remanso de paz y desde ahí puede crear.

Ella avanza con todo lo que es, con su esencia y su personalidad. Tiene certeza. Cruza el umbral y camina por un sendero empedrado. Unos arbustos despeinados flanquean su andar, hasta toparse con una esfera flotante que emite rayos con los colores del arco iris. Todas las posibilidades están latentes, parecen hilos de un entretejido. Observa un reloj de arena girando, sólo entonces comprende que el tiempo no lo marca ella.

Se conmueve ante el potencial creativo de la esfera cristalina. Se inclina en señal de reverencia y en vez de pedir, pone su don al servicio.

La Magia se activa...


                                                           Imsgen tomada de internet

jueves, 5 de mayo de 2022

ELLA, SIENDO MADRE

 Ella tuvo la bendita gracia de ser madre. En su vientre anidó la Vida. Se sintió tan abrumada la primera vez que tuvo que cuidar a un recién nacido, sin embargo, el instinto materno acudió en su ayuda. Así cumplió con la encomienda de criar a sus hijos. Los vio crecer. Se volvió maestra, chofer, cocinera, enfermera, compañera de juegos. Leyó cuentos, vio películas, hizo pasteles de cumpleaños, envolvió regalos, forró útiles escolares, asistió a festivales y fiestas. Agotada, por las noches los acompañaba a dormir. Los días se hicieron años.

Ya no eran tan pequeños, sin embargo, todavía la necesitaban en los arrebatos de la adolescencia. Ahora el desvelo era por la parranda. Ella conoció a la primera “novia”. Se le arrugó el corazón.

Un día al voltear la mirada, se dio cuenta de que ellos habían crecido. ¡Qué gran satisfacción! Esos hijos eran como los frutos maduros de un árbol robusto o como los pájaros de alas crecidas listos para dejar el nido. ¡Oh no! Ahora tenía que hacerse a un lado. Abrir un espacio para que ellos desplegaran su independencia. Los recuerdos de su propio vuelo se arremolinaron en su pecho. No entendía el dolor que sentía. Nadie le advirtió.

Ella se sintió desplazada. Lloró en la soledad de su nido vacío hasta que se hizo ovillo y volvió a gestarse a sí misma. Era tiempo de resignificar el amor de madre, de no volverse tóxica queriendo cuidar lo que ya no necesitaba ser cuidado. Era tiempo de entregárselos a la Vida y confiar.

Ella sacó su lista de anhelos no cumplidos; hizo una maleta y se fue de viaje. Se enamoró de sí misma.   

Ellos volvieron. Las visitas eran efímeras y cada vez más esporádicas. Ella disfrutaba esos momentos, les exprimía hasta la última gota de un gozo agridulce. Los recibía para después verlos partir otra vez. Ella aceptó el nuevo ritmo.

Sólo era la Vida haciendo lo propio.


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