miércoles, 12 de diciembre de 2018

MARÍA



Venerada desde hace siglos. Te difuminas entre la historia y la leyenda. Tu virginidad fue enarbolada y tu imagen enaltecida.
 “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho” fue tu respuesta ante el anuncio del ángel Gabriel y con tu “´sí” se abrió un portal cósmico. La posibilidad de que la Creación fuera restaurada quedó sembrada en tu bendito vientre. La Divinidad compactada en un cuerpo humano. Tu voluntad alineada a la Voluntad Suprema.

La imagen del pesebre todavía resuena en nuestros corazones. La Luz y la Esperanza encarnadas en un frágil niño envuelto en trapos a tu cuidado. ¡Qué gran encomienda!

Tuviste la fortaleza para soportar que “una espada atravesara tu corazón” como profetizó el viejo Simeón. Y tu hijo se volvió hombre. Te mantuviste respetuosa cuando él eligió su destino. Lo acompañaste en su vía crucis. Limpiaste su sangre. Lo viste morir en una cruz. 

Tu misión sagrada estuvo completa. Mujer incorrupta y visionaria. Falsamente asociada a la sumisión. No, no fue sumisión, fue el servicio que entregaste a los desgastados corazones humanos, sedientos de fe para que volvieran a creer. Restaurar el quebrando era esencial. ¿Cómo hacerlo sin tu participación bendita mujer? El principio femenino creador.

Te volviste arquetípica porque nuestra fragilidad humana necesita sentir protección y cobijo. Te convertiste en nuestra Madre. Refugio y sustento. Vives y vibras en algún recoveco de nuestro interior.  

Cobíjanos con tu manto de estrellas cuando las dudas nos turben y cúbrenos por favor, con tu amor maternal mientras caminamos por este sendero humano.

La Gracia siempre contigo.


Imagen tomada del internet 


sábado, 24 de noviembre de 2018

INTENTO


El lugar no me era ajeno. Ahí había recibido tiempo atrás, un valioso regalo. Regresar al lugar que una vez se volvió refugio, regocija el corazón. El otoño se acercaba a su fin. Era el tiempo ideal de cerrar ciclos.

Aquella mañana, me uní a un grupo de personas que al igual que yo, querían sanar.  La intención estaba puesta. Las rosas nos regalaban no sólo su aroma sino su alta vibración de amor. Sin que los ojos físicos los vieran, los hilos invisibles nos unían: En cada corazón habitaba el anhelo de paz. Las mismas emociones se anidaron en nuestros cuerpos. Confundidas quisieron quedarse, pero en esta experiencia humana todo es temporal. Fuimos guiados por tres mujeres que amorosamente compartieron las herramientas que habían encontrado en su camino andado. Algunos van delante, otros detrás en este andar evolutivo. Todos somos peregrinos, hermanos, buscadores del Santo Recuerdo de Dios.

De pronto apareció la palabra mágica: INTENTO. “Intento amarme, aceptarme, perdonar y perdonarme”.  La Compasión nos abrazó a todos. No, no se trataba de resolverlo todo de tajo. Un pequeño esfuerzo, una pizca de voluntad, un simple paso sería suficiente.  No había prisa, el amor de Dios no desespera.

Las bendiciones se derramaron: Un atisbo de cielo. Un asomo de intemporalidad. Un túnel de luz. Un destello prístino. Una promesa.
Y así en el nombre de Dios, con el Arcángel Miguel a nuestra derecha, el Arcángel Gabriel a nuestra izquierda, el Arcángel Uriel frente a nosotros, el Arcángel Rafael detrás y por encima la Divina Presencia nos despedimos en paz.


AIKI
Metepec, Estado de México
Noviembre 2018









miércoles, 12 de septiembre de 2018

INICIACIÓN




Aquella mujer preparó su maleta, viajaría ligera.  En lo más profundo de su ser, donde la razón ya no tiene cabida, sentía que sería un viaje iniciático. La Aventura ya la esperaba. Tendría que dejar lo conocido, soltar a sus amados para poder partir. Era necesario. 
Un cambio se había gestado en su interior, una lenta alquimia, ya no era la misma. Era tiempo de volar. No sabía si sus alas eran incipientes o ya habían crecido, sólo tenía la certeza de que habían sido reparadas en el “Taller de las alas rotas”. Ahora estaban tejidas con hilo de ángel. Subió a la cima de la montaña y desde ahí miró con asombro el inconmensurable horizonte, tomó un suspiro y se lanzó al vacío. El Amado Maestro le dio su bendición. Se congratulaba por su renacer, después de haber estado en los oscuros laberintos, atrapada en sus heridas, había logrado salir. Después de todo… ella había persistido y eso tenía su recompensa. 




                                                         Imagen tomada de internet

martes, 29 de mayo de 2018

CORAZÓN DE MADRE


¿Será la concepción el momento mágico en el que se activa “el corazón de madre”?

El corazón de madre es una obra misteriosa. Tiene mil compartimientos, donde cabe cualquier cosa.
Puede guardar desvelos, cantos, angustias, temores, aprehensiones, velas de cumpleaños, recuerdos, juegos, risas, disfraces, lágrimas, risas ¡hasta reclamos y gratitudes!
Se expande y se contrae. Se adapta y se reparte. Se puede partir en pedazos y volver a reconstruirse. Es el depositario del Amor en una de sus máximas expresiones. Es un Amor Grande. Quizás uno de sus atributos más notables sea la incondicionalidad, que es útil mientras los hijos son pequeños, de ella se sostienen y se nutren pero puede volverse oscura cuando ellos crecen.
Porqué hay veces que amar tanto sofoca, irrita e incomoda. Pareciera irreal que un amor tan grande y puro pueda volverse oscuro. Eso nadie nos lo enseña hasta que los hijos crecen tenemos atisbos de ello, quizás su rebeldía sea una medida.
Entonces el corazón de madre se consterna, ¡no puede ser! Pareciera gritar. Podría volverse ciego y sordo y entonces se vuelve necedad querer cuidar lo que ya no necesita ser cuidado. Se vuelve obsesión si no emprendemos la retirada. Se vuelve tropiezo y obstáculo para ellos. Corren el peligro de quedarse atados a nuestra falda para siempre.
Ahora el amor será dar un paso atrás y dejarlos volar acompañados por el padre, el abuelo, el mentor, el maestro, o quien quiera que encarne la energía masculina. ¿Cuándo y cuánto ha sido suficiente? Cada corazón de madre tendrá que tener el valor de descubrirlo.
¿Y no tendrá el corazón de madre un botón de apagado?
Ojalá la respuesta fuera un “sí” pero en el “sí” original cuando aceptamos la sagrada encomienda  de transmitir la vida, sabíamos que no sería posible. Mientras vivamos, seguirá latiendo por ellos.
¿Qué nos queda por hacer entonces para no enloquecer?
Recoger el corazón de madre y guardarlo en un lugar secreto.
Podemos envolverlo en un suave lienzo, o en una cajita y dejarlo en custodia de una Sabiduría más grande. El camino ya está trazado, las madres que anduvieron antes que nosotras nos dejaron huella. Humildad y rendición son necesarias.
Hoy llevo en mis manos mi cajita, no voy alegre, son las lágrimas quienes me acompañan pero sé del peligro que corren si no lo hago. Entonces una ráfaga de viento parece empujarme, ya no hay retorno. Y en un susurro del aire escucho: “Renacerás como mujer”.

miércoles, 21 de marzo de 2018

ELLA, LA PRIMAVERA



El sol la despertó acariciándole el rostro. Los rayos se filtraron por su ventana, recordándole que la Primavera acababa de llegar. Aquella mujer se levantó y se puso su vestimenta de trabajo. Un overol y unos tenis desgastados. Ya tenía las herramientas preparadas y también las semillas que quería sembrar. Aró un rato haciendo surcos que le hacían recordar, la profundidad de la tierra y todo lo que ahí se escondía. Conocedora de los laberintos subterráneos, sonrió. 

Ahora era tiempo de sembrar, de diseñar la nueva parte de su jardín. Si bien había ya viejos y frondosos árboles, que le daban buena sombra, también sabía que aún tenía semillas con todo el potencial para germinar. También habría hierbajos que limpiar y ramas secas que retirar. Podar sería necesario.
El jardín era fecundo. Lleno de árboles, flores y plantas, sin embargo, había una pequeña parte donde nada brotaba, era un rincón donde las semillas parecían secarse. “¿Será que hay poca luz?” Se preguntaba.
-   No puedes ver lo que está creciendo bajo tierra.- Dijo un conejo que se fue brincando.
Era cierto, desde el lugar donde estaba no tenía la capacidad de verlo. Por un instante sintió el deseo de escarbar con su pala para averiguarlo, sin embargo, decidió no hacerlo. Confiaba en la Sabiduría de la Naturaleza. No iba a irrumpir con sus dudas. Se fue canturreando y continuó con su labor.  No vio a las hadas que llegaron volando atraídas por la belleza de lo que estaba creando. 

No sólo eran las flores y las plantas, ni los aromas y los colores, ni las mariposas y las aves. Era toda ella. Tan llena de Vida.  Había sido semilla y brote. Había crecido con la luz alimentándose de la tierra y el agua.
Había florecido.
Se había convertido en la Primavera misma.

                                                           Imagen de Aimee Stewart

LAVI Y LA REALIDAD

La Realidad se puso de frente a aquella mujer. Una sonrisa triunfal se notaba en su rostro.

-          ¿Qué vas hacer conmigo ahora?

Lavi estaba muy cansada de luchar contra ella. Se sentía vulnerable y quitándose los harapos que le habían quedado en la última batalla, dijo:
-          Aceptarte como eres.
-          ¿Ya entendiste que no puedes cambiarme?
-          No, no puedo cambiarte. Es tiempo de aceptarte.
-    ¡Vaya que insististe! Esa fuerza que ponías era admirable. Sólo que estaba en el lugar equivocado.
-          Me he quedado sin fuerza.
-          Eso crees. Ahora tu debilidad será tu fortaleza.
-          La Aceptación nunca viene sola.- Dijo una voz.
La mujer volteó a ver de dónde provenía. Era un ser alado semitransparente, con tres cajas en las manos.
-          A quien acepta la Realidad, se le entregan estos regalos.
-          ¿Son para mí?
-   Sí querida, pero debe advertirte que si tu rendición es falsa, los regalos no se abrirán.
La mujer tomó la caja más pequeña, desatando el listón dorado que la envolvía. Sonrió. Levantó la tapa y vio un extraño objeto dentro de ella.
-          Es un “basculejo”.- Explicó el Ángel.
-  ¿Y para qué sirve?- Preguntó mientras lo observaba con detenimiento.
-   Es un aparato que mide y pesa al mismo tiempo. Mide la distancia para no ser invasivo, pero no te permite alejarte tanto como para ser indiferente y pesa para saber  cuánto ha sido suficiente. Si lo sabes usar, te dará las distancias perfectas.
-          ¡Es un regalo maravilloso!
-          Abre el mediano.
La mujer jaló la tapa y unas letras brillantes se elevaron y luego bajaron posándose en su regazo. Se leía la palabra: “Perdón”.
-          No es para que lo otorgues a otros, es para ti misma.-
Las letras vibraban transmitiéndole un mensaje que subió por su garganta. Respiró hondo y como una plegaria, las palabras salieron de su boca.
-          Me perdono por haber querido que fuera diferente a lo que fue.
Sintió una paz profunda. Faltaba el tercer regalo. Era una caja más grande con un moño multicolor. Al abrirlo encontró una capa traslúcida de fina seda. ¡Había olvidado que estaba desnuda!
-          Es la capa de la Compasión, con ella podrás abrazarlo todo. Aun esos eventos que creíste no debieron suceder.
Lavi se puso la capa.
-          Gracias.
-          Estos regalos llevan esperando mucho tiempo. Es solo que…
-          No tienes que decirlo, mi necedad era grande.
-          Todo es parte de tu experiencia humana. Tu dolor no te permitía ver el panorama completo, ahora con la capa, será más sencillo.

Desde ese día una nueva visión la acompañaría en su vida. Estaba a salvo. 


                                                             Imagen tomada de internet

miércoles, 7 de marzo de 2018

8 DE MARZO


Hoy quiero celebrar mi ser mujer desde mi esencia más pura.

No desde lo femenino herido

No desde la lucha y el clamor de justicia.

No con la espada desenvainada

y el grito de equidad.

No con el peso colectivo,

ni con la herida ancestral.

No con el recuerdo de la tragedia,

porque hacer todo esto nos eterniza como víctimas.

Hoy quiero celebrar mi ser mujer desde mi esencia más pura.

Con mi voz, mi canto y mi risa.

Con mi diosa ataviada de esperanza.

Con mi auténtico poder:
el de amar.

Corazón abierto

Pulsión de vida

Intuitiva y bruja

Aullido de luna

Cáliz receptivo

Musa y amante

Menos madre, más mujer

Cortesana de letras y de velos.

Simplemente, mujer.





                                      Imagen de Aimee Stewart