miércoles, 21 de marzo de 2018

LAVI Y LA REALIDAD

La Realidad se puso de frente a aquella mujer. Una sonrisa triunfal se notaba en su rostro.

-          ¿Qué vas hacer conmigo ahora?

Lavi estaba muy cansada de luchar contra ella. Se sentía vulnerable y quitándose los harapos que le habían quedado en la última batalla, dijo:
-          Aceptarte como eres.
-          ¿Ya entendiste que no puedes cambiarme?
-          No, no puedo cambiarte. Es tiempo de aceptarte.
-    ¡Vaya que insististe! Esa fuerza que ponías era admirable. Sólo que estaba en el lugar equivocado.
-          Me he quedado sin fuerza.
-          Eso crees. Ahora tu debilidad será tu fortaleza.
-          La Aceptación nunca viene sola.- Dijo una voz.
La mujer volteó a ver de dónde provenía. Era un ser alado semitransparente, con tres cajas en las manos.
-          A quien acepta la Realidad, se le entregan estos regalos.
-          ¿Son para mí?
-   Sí querida, pero debe advertirte que si tu rendición es falsa, los regalos no se abrirán.
La mujer tomó la caja más pequeña, desatando el listón dorado que la envolvía. Sonrió. Levantó la tapa y vio un extraño objeto dentro de ella.
-          Es un “basculejo”.- Explicó el Ángel.
-  ¿Y para qué sirve?- Preguntó mientras lo observaba con detenimiento.
-   Es un aparato que mide y pesa al mismo tiempo. Mide la distancia para no ser invasivo, pero no te permite alejarte tanto como para ser indiferente y pesa para saber  cuánto ha sido suficiente. Si lo sabes usar, te dará las distancias perfectas.
-          ¡Es un regalo maravilloso!
-          Abre el mediano.
La mujer jaló la tapa y unas letras brillantes se elevaron y luego bajaron posándose en su regazo. Se leía la palabra: “Perdón”.
-          No es para que lo otorgues a otros, es para ti misma.-
Las letras vibraban transmitiéndole un mensaje que subió por su garganta. Respiró hondo y como una plegaria, las palabras salieron de su boca.
-          Me perdono por haber querido que fuera diferente a lo que fue.
Sintió una paz profunda. Faltaba el tercer regalo. Era una caja más grande con un moño multicolor. Al abrirlo encontró una capa traslúcida de fina seda. ¡Había olvidado que estaba desnuda!
-          Es la capa de la Compasión, con ella podrás abrazarlo todo. Aun esos eventos que creíste no debieron suceder.
Lavi se puso la capa.
-          Gracias.
-          Estos regalos llevan esperando mucho tiempo. Es solo que…
-          No tienes que decirlo, mi necedad era grande.
-          Todo es parte de tu experiencia humana. Tu dolor no te permitía ver el panorama completo, ahora con la capa, será más sencillo.

Desde ese día una nueva visión la acompañaría en su vida. Estaba a salvo. 


                                                             Imagen tomada de internet

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