martes, 21 de diciembre de 2021

ENSOÑACIÓN INVERNAL


En el solsticio de invierno, me envuelve una visión. Es la noche más larga del año, estoy parada frente a la representación de tu nacimiento: Un pesebre; tu madre María; tu padre, José y tres hombres sabios llegados de Oriente entregándote regalos. ¿Cómo es posible?  Testifico el mito que nos han contado desde hace dos mil años.  Las realidades comienzan a distorsionarse.   

La estrella de Belén está postrada en el cielo. Hace frío. Huele a incienso y mirra. La noticia de tu Nacimiento se ha esparcido. Cuando la multitud se dispersa me acerco un poco más. Ahí estás, recostado y envuelto en trapos. Un halo de luz te rodea. Me conmueven tu fragilidad y tu inocencia. Me horrorizo al pensar en tu muerte de cruz. ¡Si tan sólo pudiera… reescribir tu historia, pequeño! 

Lo primero que haría sería borrar los dogmas y creencias que se construyeron alrededor de ti. Me gustaría escribir una versión en la que no tengas que cargar el peso del mundo sobre tus hombros. Ni salvar a nadie, porque no es necesario.  Si todos somos seres de Dios con la misma esencia crística ¿cómo podríamos no ser impecables? Se inventaron religiones en tu nombre, te encerraron en templos, ritualizaron tu muerte.

En esta nueva edición no es necesario que fenezcas en una cruz ensangrentado y hecho jirones. No, no tienes que volverte cordero y sacrificarte, ni cumplir ninguna profecía. No serás carpintero, sino restaurador. Cincelarás corazones endurecidos, tallarás un camino luminoso, conservarás intacto el recuerdo de Dios para nosotros.

Con tu vida impregnada de amor será suficiente. Encarnarás el Amor cósmico y aprenderemos la lección. Ya no tendremos que sentirnos impuros, ni expiar culpas. Ya no estaremos llamados al sacrificio ni al sufrimiento. Ya podremos abrazarnos, reconocernos como hermanos. Nos volveremos notas en la armónica sinfonía de Gracia, Paz y Misericordia. Habitaremos juntos el corazón de Dios.  

Solamente tienes pequeño, que recordarnos con tu Inocencia, la Divinidad que ya somos. ¡Qué la luz de tus ojos nos recuerde nuestro cielo interior plagado de estrellas de Fe, Esperanza y Perdón!

¡Qué esta Navidad, el Milagro sea el Santo Recuerdo de Dios restaurado en nuestras mentes!

                                                             Imagen tomada de internet
                                   

 

jueves, 2 de diciembre de 2021

ELLA PERSISTIÓ

 A pesar de todo, ella persistió. Hoy se encuentra en un jardín mágico donde las flores emanan el aroma de la Creatividad. Todos los días se sienta a escribir en una cómoda silla frente a una mesita redonda cubierta con un mantel de suave tela roja. Una tetera humeante, una taza y unos panecillos son la compañía perfecta. Cerrando los ojos inspira, aparecen entonces las  imagenes que quieren ser reveladas. A continuación no sólo las describe sino que las siente. A veces, es suavemente mecida por las olas emocionales, otras tantas, es revolcada, sin embargo, eso no la detiene.

Tiene tanto que contar de tantas maneras. Su corazón está hecho de letras, la tinta corre por sus venas, su útero es una vasija fértil. Sus trazos vienen de una tierra muy antigua, sus palabras recogen la Sabiduría del Tiempo y luego se plasman en una hoja de papel. Las frases se acomodan, surgen historias que quieren ser contadas. Cuando ella las relee, se sorprende de su Belleza, entonces comprende que sólo es una vía. Ese lenguaje viene de otra dimensión y a través de ella, desciende para enraizarse en la Tierra. Se siente agradecida.

No siempre fue así. Ella estuvo perdida en sus heridas durante mucho tiempo. Deambuló por los Laberintos de la Confusión; tocó Puertas Falsas, se dejó deslumbrar por oportunidades de oropel. El cuentacuentos bribón, le tendió muchas trampas. ¡Hasta le hizo creer que perdía el sentido de su vida!

Todo ese pasado turbio, ya no la atormenta. Hoy sabe que sólo fueron experiencias. Marcadores en el mapa de la vida. Un día pudo abrazar su aparente rotura y honrar su camino andado. Así fue cómo el jardín mágico apareció frente a sus ojos. Ya no dudó ni se resistió, simplemente abrazó la Vida y dijo: "Sí". La palabra numinosa que detonaría el potencial creativo que dormía en su alma de escribana. 



                                                               Imagen tomada de internet

domingo, 31 de octubre de 2021

OFRENDA 2021

 

No, no es culto a la Muerte. Es una HONRA a la VIDA y a todos nuestros ancestros. A quienes estuvieron aquí antes que nosotros y a través de los cuales nos llegó la vida.

Sólo somos ramas que se entrelazan y van formando nuevos árboles. Si pudiéramos rastrearnos hasta el Origen, seguramente llegaríamos hasta Adán y Eva o a la explosión del Bing-Bang.

No somos tan diferentes. Todos tenemos memorias de dolor que compartimos; heridas por sanar, resentimientos por soltar, emociones, historias.

Eso somos, historias. Un párrafo en la vida de otros, quizás un capítulo o inclusive un libro o varios tomos. Pudiera ser también que fuéramos un borrón o una página arrancada.

Los difuntos de mi Ofrenda dejaron una huella indeleble en mi corazón: Mis abuelos Antonio y Esther; mi bisabuela Luz; mi tía Guille. Mis tíos políticos: Rafael y Gaby. Por la parte paterna: mi bisabuelo japonés Waichiro, mi abuela Esperanza, mi abuelo Ignacio y mi padre, Alejandro. Unida a todos ellos de alguna manera,  por lo compartido y paradójicamente por lo no vivido. ¡Me parezco tanto a mi padre y ni siquiera crecí junto a él!  

Hoy quiero recordarlos y recordarme lo viva que estoy. Algún día yo seré la foto de la Ofrenda. Mis hijos me honraran con un pan dulce partido a la mitad y con una máquina de escribir o cualquier cosa que represente  la escritura. Y cruzaré el puente de Cempasúchil guiada por la luz de las velas encendidas.

Habitaré en sus corazones, de la misma forma que mis ancestros, hoy habitan en el mío.

 En un corazón vivo jamás seremos olvidados.

 

Metepec, México

Ofrenda 2021

 



martes, 28 de septiembre de 2021

ESTRELLA TERRENA

La lejana estrella sucumbió al deseo de volverse terrena y cuando llegó a la Tierra tomó forma de mujer. Se vistió de hechicera con velos, perlas y esmeraldas. Caminó descalza. Se dejó llevar por el viento para olvidar el recuerdo del poeta, aunque fue inútil. Sus versos como huellas, habían trazado un camino, así que fue fácil encontrarlo. Al mirarla, inmediatamente la reconoció, su belleza lo enmudeció. Cuando recuperó el aliento trató de explicarle el motivo de dejarla en el olvido; tenían poco tiempo para hablar. Ella, tampoco pudo explicar su presencia en el mundo real. Lo único cierto era que necesitaba verlo una vez más. Sus miradas fueron más elocuentes que sus erráticas palabras, pero a la estrella le bastó para recuperar su brillo. 

La estrella sabía que había trasgredido sus propios límites, que estaba en un lugar ajeno al que no pertenecía y pronto tendría que volver al lejano cielo. Alterar el orden era peligroso, pero estaba cansada de hacer siempre lo correcto. Su brillo se había apagado. Jugar a ser estrella fugaz, le daba un motivo para seguir latiendo en el firmamento. ¡Hubiera querido robarle un beso al poeta! aunque eso no era posible, en cambio, se dejó  fecundar el alma. La estrella, se alejó con una sonrisa secreta. El haz de luz que la llevaría de regreso estaba listo, era tiempo de regresar a su lugar. Dejó su traje de mujer y se volvió etérea.

Regresó brillante, su ausencia pasó desapercibida: Se acomodó de nuevo y pensó en su pecado. “Las estrellas no deben bajar a la Tierra” le habían dicho sus ancestras. Era un placer prohibido.  ¡Ya se le había olvidado su rebeldía! Había un gozo en su irreverrencia.  El juicio herido ya no la alcanzaba. Recuperaba sus instintos, su deseo y su fuerza. Ahora brillaba con luz propia.

Bajo la complicidad de la noche, escondida en la luna, se asomó a buscar al poeta quien miraba el cielo.  Su corazón palpitó al verla, tan hermosa y radiante. Ahora era la estrella la que declamaba versos:

Déjame ser el espejo eterno donde contemples el misterio de tu propia alma.

Déjame estar contigo en la distancia y tenerte cautivo.

Déjame provocar tu pasión, encender  tu cuerpo, despertar tus instintos

y luego desaparecer en la oscuridad de la noche.

Déjame permanecer altiva y distante, bella e inalcanzable.

Déjame cubierta bajo el velo. Déjame aquí junto a la luna.

 El poeta se quedó mudo, seducido por las palabras de su otrora musa.

- ¿Qué tipo de locura es ésta? - susurró él. 

- La locura que ambos necesitamos...

Con una ráfaga, las nubes la cubrieron y ya no fue visible.

Así son los aires de Otoño, arrebatan la razón para que podamos escribir nuevas líneas en nuestras historias inconclusas. Las tintas también se ven alteradas, las realidades se tocan. Surge un surrealismo que sabe a libertad: Una estrella que se hizo terrena, una musa convertida en poetisa, un poeta seducido y un pecado convertido en redención.

                                                           Imagen tomada de internet

 

lunes, 30 de agosto de 2021

DEL OTRO LADO DEL PUENTE

 Existen infinidad de metáforas para comparar la Vida: Un juego, un teatro, un sueño, un jardín, un viaje… son sólo formas de decirlo. A veces nos hará sentido, expresarlo de una manera, sin embargo, la metáfora se habrá de difuminar para dar paso a otra que nos dé más significado. En esta etapa, concibo la Vida como un mapa que se va revelando poco a poco...

Ya crucé el Puente de las Dos Realidades y me encuentro en la tierra donde habitan la Creatividad, la Imaginación y la Magia. Me dieron la bienvenida con una gran sorpresa. Ya estaba dispuesta una mesa con tintas, plumas y papiros; una cómoda silla, una tetera humeante y una taza. Me dijeron que estábamos en el Jardín de la Creación y que ahí podría escribir todo lo que quisiera, pero que antes debían mostrarme un mapa: El mapa de lo que había sido mi vida. Lo observé con detenimiento y sólo por citar algunos lugares, diré que pasé mucho tiempo revolcándome en el Fango del Resentimiento; regresé al Laberinto mil veces; me perdí en el Páramo de los Espejos Rotos; lloré en el Valle Desolado; atravesé la Puerta de la Enfermedad y en los Calabozos me sentí víctima. Lejos de juzgarme, ellas me abrazaron y también me enseñaron a honrar todos esos lugares por los que anduve. —Nada ha sido desperdiciado — me dijeron.

Me entregaron otro mapa casi en blanco que sólo tenía dibujado el puente y me dijeron yo tendría que descubrir los parajes del reino. Cuando no escribo, deambulo por ahí. Cada sitio que descubro, lo marco en el mapa en blanco y poco a poco ha ido tomando color. La Curiosidad y el Asombro me acompañan. Viajo ligera, con un pequeño bolso donde guardo los objetos mágicos que voy recolectando. Los guías aparecen y me dicen hacia dónde dirigirme. Estoy aprendiendo a mirar con contemplación. Ya no me siento separada ni sola. Comienzo a percibir el hilo invisible que todo lo conecta. Me alegro de estar de este lado del puente. Había tenido atisbos de lo que era este lugar, pero la realidad me jalaba y me imponía roles y guiones que ya estaba cansada de representar. Hasta que decidí no volver al Teatro del Drama. Deambulé un tiempo sin sentido hasta que el puente apareció nuevamente.

Esta vez estaba lista no sólo para cruzarlo, sino para aprender la lectura mágica de la Vida.

 

                                                             Imagen tomada de internet

sábado, 21 de agosto de 2021

WORTHINESS

Las lluvias de julio y agosto no llegaban solas, solían traerme una nostalgia singular. Recuerdo un año en especial, en que lo que llegó con ellas fue una extraña tristeza. Tenía el sabor del duelo. No se iba a ninguna parte por más que trataba de sacudírmela. Ese verano fuimos a la playa, sin embargo, estar sentada frente al mar sólo me provocaba un llanto inexplicable. De pronto, me di cuenta de que lloraba por mi virgen herida, es decir, por la etapa de mi vida donde fui adolescente. Había ido a talleres donde se trataba de sanar al niño herido, pero en mi caso descubrí que la adolescente estaba mucho más herida que mi niña. Era una joven con las alas rotas. Y si el verano era la juventud de la vida, entonces tenía sentido, evocarla en dicha estación. Así pasaron muchos veranos donde inevitablemente me sentía triste, aunque cada año el dolor decrecía hasta terminar siendo una nostalgia soportable.

Este verano pandémico volvió a ocurrir lo mismo, pero a diferencia del pasado, quería sanarlo definitivamente. Me sentía como en una de esas películas donde el protagonista está atrapado en un bucle de tiempo y repite el mismo día hasta que hace algo distinto que lo saca, pero ¿qué era eso diferente que aliviaría mi nostalgia? Dice mi hijo, el guionista, que a veces hacemos las preguntas equivocadas. Quizá la adecuada era ¿qué hago siempre? Y la respuesta fue resentir. Cada verano resentía mi adolescencia de libertad coartada. Recordaba cómo esas alas de independencia dispuestas a volar, quedaron lastimadas. Y volvía a sentir el dolor de aquella joven.

Una mañana sentada bajo el chorro caliente de la regadera corriendo por mi espalda, llegó a mi cabeza un pensamiento: ¿Puedo abrazarme con mis alas rotas? Y la respuesta fue un rotundo: “¡Sí, sí puedo! Antes no podía, pero hoy sí puedo” y “voilá”, la nostalgia comenzó a difuminarse.

¿De dónde vinieron ese pensamiento y ese abrazo? De las estrellas. Fue mi Ser Más Elevado, mi Maestro Interior, mi Conciencia Crística o mi Yo Superior; las palabras no alcanzan para definir lo inefable. Después de ese día comenzaron a aparecer en mi vida nuevos mentores. Los tres decían lo mismo, de diferente manera. Todos hablaban de “worthiness” en el diccionario se traduce como dignidad, sin embargo, siento que el significado es mucho más profundo, es más bien la Soberanía, un sentimiento interior de valía e integridad. Un “sentirme a gusto en mi propia piel”. Un asomo de mi Autenticidad, la que en verdad soy. No la que creí ser en la confusión de los roles asignados. Ya venía yo escribiendo sobre un teatro y el cansancio de representar los mismos guiones una y otra vez haciendo de la vida una tortuosa rutina.

Después de ese abrazo cósmico pude honrar mi camino andado, agradecerle a esa joven su valentía y determinación porque las decisiones que tomó marcaron nuestra vida.  Me llegó una nueva Inspiración para  seguir escribiendo la historia en la que estoy trabajando desde hace algún tiempo y que estaba estancada, como mis emociones.

Hoy amaneció lloviendo por la entrada de un huracán. Pinta que todo el día estará lluvioso, sin embargo, ya no me siento triste ni nostálgica. Por el contrario, siento la fuerza de estar viva, el impulso creativo y el deseo de compartir mis letras.

 


miércoles, 28 de julio de 2021

STORYTELLER

 

En los albores de mi alma, yace un recuerdo primal Me veo enclavada en una tierra antigua. Abetos, pinos, cedros y avellanos forman un tupido bosque. Un verde profundo pinta el paisaje. Un arroyo desciende desde la lejana montaña nevada. Escucho el agua cristalina corriendo sin detenerse. Brinca las piedras que se ponen en su camino y salpica humedeciendo la orilla donde crece la hierba. Tierra y Agua se hacen amantes antes del amanecer. Sólo queda el rocío y el olor a petricor. Percibo la Sacralidad del Espíritu que ahí habita. Lo abarca todo. Llevo un sencillo vestido corto y semitransparente que deja ver mis senos y curvas; mi pelo suelto decorado con una diadema de flores. Estoy descalza.  Abrazo los árboles, corto flores silvestres, hago atados de hierbas. Por las noches escucho el aullido de los lobos y danzo bajo el influjo de la luna. Rio cuando el sol me acaricia la cara o cuando la lluvia me empapa. Vibro al sentir la pulsión de Vida que late en todo mi cuerpo de mujer. No estoy sola, hay otras mujeres cultivando sus dones. Los hombres que nos fecundan están en otra aldea cercana. Son guardianes de lo Sagrado Femenino.

Camino entre la arboleda y observo un trazo tallado en el tronco de un avellano. Es el signo de la clarividencia. Hundo mi dedo índice en el tallado y de pronto, tengo una visión.

Los opresores se acercan galopando sus caballos domesticados con armaduras de hierro y espadas. Nos conquistan, nos oprimen, derraman sangre. Ahora somos víctimas y verdugos. Despojadas, tomadas a la fuerza. El Patriarcado se instaura. Pretenden encerrar al Gran Espíritu Todo Abarcador en templos. Le atribuyen una forma humana y cruel. Lo llaman “Padre”. 

Pasa mucho tiempo, nos creemos esta locura. Defensa y ataque. Dolor, muerte y sufrimiento. Hacemos lo posible por escapar, pero nos convertimos en lo mismo, perpetuándolo. Se siente tan real.

 ¡Oh no! He dejado de ser una observadora y ahora estoy dentro del conflicto. Participo en su juego macabro. Me siento herida, fragmentada. Estoy atrapada en la ilusión. Comienzo a olvidar el tupido bosque y su Sacralidad. El Patriarcado cambia sus formas, se oculta sutilmente. Nos engaña. Nos adaptamos.  Ahora lo veneramos. El recuerdo primal se ha difuminado. Pasan años, no sé cuántos, pero me siento tan cansada. Todos los días parecen una vana repetición. Sé con el corazón que “hay algo más”. El espejo me lo dice, ya no llevo el pelo suelto, ni danzo bajo la luna.

—¡Leonora! ¡Leonora! ¿Dónde te metiste?

Escucho a lo lejos la voz de mi hermana. Me siento succionada hacia atrás y vuelvo a estar enclavada en el bosque.

—Por fin te encuentro, otra vez ¿buscando Inspiración? 

No puedo contestar, estoy temblando.

—¿Qué pasa Leonora?

—Tuve una horrenda visión…

—¡Oh querida cuánto lo siento! Con un té de la abuela, te sentirás mejor. ¡Vamos!

Regreso a nuestra pequeña aldea. El cazo de la abuela está sobre el fuego. El olor a canela me envuelve. Ella se me acerca, me abraza y me dice al oído:

—Recuerda lo que eres — al tiempo que me entrega mi pluma de ave, un cordel de hojas de abedul atadas y tintura roja.

Entonces recuerdo y escribo...



JULIO 2021

Metepec, México

Durante la pandemia






                                                                                            Imagen tomada de internet

viernes, 4 de junio de 2021

EL VOTO NOS SALVA

 

No, no soy politóloga ni experta en temas electorales. Soy una ciudadana común y corriente perteneciente a la clase media. Amo a México y me preocupa el rumbo que está tomando el país bajo el liderazgo retrógrado del presidente López Obrador.

 Debo confesar que por un instante sentí admiración por él cuando fue declarado ganador de la elección presidencial para el periodo 2018-2024. “Al fin lo consiguió”. Pensé. Aunque no voté por él, estaba harta de la rapacidad del PRI como millones de mexicanos y deseaba un cambio auténtico para el país; así que al principio del sexenio creí, que lo correcto era “darle el beneficio de la duda”. 

Ya sentado en la silla presidencial, se sintió dueño y señor no sólo de Palacio Nacional, sino de los tres poderes que rigen nuestra nación. Fabricó el escenario perfecto para consumar su protagonismo: “Las mañaneras”. Una vana repetición del mismo discurso: neoliberalismo, corrupción, los adversarios enojados, el pueblo manda…

Hasta la reconocida escritora y seguidora de AMLO, Elena Poniatowska declaró: “Es que las mañaneras se han convertido en una comedia de equivocaciones desde el emblemático Palacio Nacional y además en nada le favorecen ni al propio presidente ni mucho menos al país”.

Bajo el lema de “limpiar la corrupción” ha tomado decisiones que más bien parecen caprichos. Comenzó con la cancelación del tan necesario nuevo aeropuerto de Texcoco. Si el proyecto hubiera estado solamente en planos, quizá podría haber sido reversible, sin embargo, revertir una obra ya iniciada no sólo alcanzó la elevada cifra de 332,000 millones de pesos, sino que lanzó un mensaje negativo a los inversionistas. Además, pretender convertir el aeropuerto militar de Santa Lucía en civil, raya en lo absurdo. ¿Sabías querido lector que las aproximaciones aéreas a la ciudad de México fueron cambiadas y que hoy representan un grave riesgo para la aviación? Esto está avalado por pilotos y controladores aéreos, pero claro el presidente tiene “otros datos”.

La desaparición de fideicomisos públicos como el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine, el Fondo de Desastres Naturales, o el Fondo de Innovación Tecnológica de la Secretaría de Economía, entre muchos más. Las reducciones presupuestales que casi colapsan los sectores de educación, energía e investigación científica. Desabasto de medicamentos e insumos en el de por sí deficiente sector salud, que quedó más que evidenciado con la emergencia de la pandemia del Covid 19. Su necedad de no usar cubrebocas mandó un mensaje incongruente y falto de empatía. ¿acaso no se predica con el ejemplo? Su pleito con los empresarios también ya es de todos conocido. Este sector es el que provee empleos y ahora se encuentra maniatado ante las ocurrencias del presidente. ¿Desaparecer los organismos autónomos como  el INE o el INAI? El poder necesita contrapesos para no convertirse en dictadura.

 La lista de sus erráticas decisiones es muy larga, pero claro, “está limpiando la casa”. ¿No será que ve corrupción por todos lados porque la lleva dentro? El poder también corrompe. El mismísimo Porfirio Muñoz Ledo ha declarado que “AMLO está mareado de poder” y profetizó un trienio de un gobierno despótico.  ¿Hacia dónde quiere encaminarnos nuestro jefe de Estado?

Recientemente el diario londinense “The Economist” publicó una extraordinaria portada donde lo dibujan como el “falso mesías”. Marcelo Ebrard debió ser instruido a escribir una respuesta. En dicha carta lo que se lee entrelíneas es la molestia del ejecutivo. ¿Cómo se atreven? Cuando no puede con los retos ni las críticas, el presidente minimiza; emite calificativos peyorativos, busca culpables, se escuda en el pasado repitiendo su raído discurso.

Las telas del protagonismo, el retroceso, el resentimiento social, la necedad y la instigación son las que confeccionan su vestimenta presidencial. Parece una parodia de sí mismo.

¡Cuánta razón tuvo Ricardo Anaya! cuando en aquel debate le dijo: “El problema Andrés Manuel no es tu edad en lo absoluto. El problema es que tus ideas son muy viejas… tampoco me parece un problema que no entiendas inglés; el problema es que no entiendes el mundo.”

Un pueblo que necesita un “mesías” no es un pueblo sabio, es un pueblo ignorante.

Nadie salvará a México. Eso solo será posible sólo de manera colectiva. Sumando esfuerzos no dividiendo ni polarizando. Cada uno haciendo la parte que le corresponde desde su trinchera con responsabilidad, trabajo bien hecho, honestidad y pasión. El presidente de una república es el servidor público de más alto rango y debe gobernar para todos, sin clasificarnos.

Mexicanos: Lo único que puede enderezar el catastrófico rumbo que lleva el país bajo el mando de Morena es nuestro voto. Requerimos este 6 de junio ir a las urnas y crear una oposición que equilibre la balanza. Por el bien de México, por el bien de todos.

 

Imagen tomada de internet


 

lunes, 8 de marzo de 2021

PAGANA

 

En los albores de mi alma, yace un recuerdo primal.
 
Con una taza de café en la mano, salí al pequeño jardín de mi casa. Quería contemplar la luna. La contaminación sobre la ciudad, no siempre permite apreciar el cielo, sin embargo, esa noche en el que el invierno agonizaba, estaba completamente despejado y teñido de un azul profundo. Ahí estaba ella, la luna llena, posando como una diva para ser admirada.  La contemplé un rato. Tan redonda, tan lejana y tan mística. Observaba al conejo que asemeja habitar en ella cuando escuché: “Soy una liebre”. Un rayo de su luz plateada pareció alcanzarme.  Un aullido largo y sostenido brotó de mis cuerdas vocales. El pensamiento de “¡Qué ridiculez!” cruzó brevemente por mi cabeza, pero ya no hubo tiempo de racionalizar el evento. Fui sacada de esta realidad que había comenzado incomodarme años atrás.

Aparecí en un bosque rodeada de altos y frondosos pinos que parecían protegerme. Unas montañas lejanas y ligeramente nevadas, eran el telón de fondo. Un cristalino río nacido de sus entrañas, descendía tropezando con piedras y varas. Se escuchaba el canto silvestre de algunas aves. Sentí la Sacralidad del Espíritu que ahí habitaba. Aunque estaba completamente sola no sentí miedo, por el contrario, parecía pertenecer a esa tierra. Yo era parte de ella.
“Estás aquí para recordar”
escuché en un susurro que se llevó el viento.

Con los pies descalzos y firmemente arraigados, sentí el galope de una manada de caballos salvajes en mi pecho; un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza erectándome los pezones. Mi útero palpitó, mi vagina vibró y mis brazos se batieron imitando ser alas. Mi cuerpo se movía sin mi consentimiento.  Comencé a bailar al ritmo de unos distantes tambores. Mi respiración se agitó mientras mis caderas se contorneaban. Reía.  Me sentí feliz en mi cuerpo de mujer y a salvo en mi propia piel. Me seduje a mí misma. Tan salvaje y primal.

Volví de mi trance. El café ya se había enfriado. ¿Bajo qué hechizo de luna había visto todo eso?  No, no era un encantamiento, era un recuerdo.

Un asomo de la que había sido antes del sueño del patriarcado y la domesticación. La que corría libremente por las praderas vestida tan solo con unas telas blancas; la que le cantaba al sol y a las estrellas; la dadora de vida; la que recolectaba flores y hierbas; la que contaba historias; la guardiana de los ciclos; la adoradora de la Madre Tierra; la pagana; la que llamaron “bruja”.

Entonces comprendí que no se lucha, se despierta, porque el alma libre de lo femenino no puede ser aprisionada. Es sólo un sueño de opresión. En algún momento de inexplicable confusión dejé que me ataran con lazos de culpa y pecado. Permití que me impusieran roles y creencias rígidas. Me coloqué en una posición donde me sentí víctima. Me lo creí todo. ¡Olvidé que estaba soñando!

Agradecí el recuerdo de mi alma instintiva y aullé en esa noche de luna llena.
 
Metepec, México
8 Marzo de 2021
Durante el confinamiento.


                                                      Imagen tomada de internet