martes, 12 de noviembre de 2019

¿DÓNDE HABITAN LAS HISTORIAS?



Quizás en una lejana tierra donde “Había una vez…”
Las hay de todo tipo. Algunas se reúnen a tomar café en las tardes otoñales, otras más discuten cómo desean ser contadas, también existen las qué al calor de una copa de vino, se tornan incendiarias.

Las historias que están listas para ser narradas, descienden por el Túnel de la Inspiración hasta llegar al autor. No se sabe a ciencia cierta cómo es que esto ocurre, al parecer son ellas mismas quienes eligen al indicado. Quizás sea un escritor consagrado o uno incipiente, una maestra de literatura, un estudiante, o un artista atormentado, aunque eso no es lo más importante. El autor es solo un puente que conecta dos mundos. No importa tanto el nombre sino lo que tiene que escribirse.

Todo empieza con una idea que poco a poco va tomando fuerza. Una historia viva y caprichosa que se manifiesta en sueños, frases o imágenes, que se va revelando poco a poco. Una voz que va subiendo de tono hasta que un día obliga a apartarse porque el proceso creativo es solitario, una especie de retiro interior. Un arrebato. Se trata de entrar en la corriente artística y dejarse arrastrar. La soledad del escribiente no duele porque está acompañada de personajes. Las emociones jugarán con él y le sacudirán el alma. La historia tiene que ser vívida.  Arrojado a los dominios de Numen, no tiene ya escapatoria.

Las palabras entonces formarán frases que se van entrelazando. Por inverosímil que esto suene, parece que se escribirá a sí misma.  Caótica, álgida, con personalidad propia. A veces la historia dará giros inesperados. Voluntariosa, dirá cuándo poner el punto final.

Al término, el escribiente será transmutado. El mundo imaginario se habrá vuelto real y el mundo real comenzará a incomodarlo.
Pedirá nuevamente, ser elegido por una historia que quiera ser contada. 
Mientras tanto, esperará bebiendo tazas de café, frente a una hoja en blanco.

jueves, 7 de noviembre de 2019

NO TE VAYAS TODAVÍA


No te vayas todavía…
No porque te falten experiencias, has tenido muchas y de todas.
No porque no hayas dejado huella, trazaste tu propio camino.
No porque no conozcas el amor, has amado y sido amada.
No porque carezcas de familia, has hecho crecer varias ramas al árbol del linaje.
No porque queden lugares por conocer, has viajado a tierras lejanas.
No por los pendientes, todo se resuelve.

No te vayas todavía…
Porque dejarás un vacío inconmensurable.
Porque deambularé sin encontrarte.
Porque no volveré a escuchar tu voz.
Porque serás el recordatorio de lo finito que es el cuerpo.
Porque algo de mí también se irá contigo.
Porque seré arrojada a la Tierra del Duelo.
Porque me espera una gran aflicción.
Porque te volverás un dulce recuerdo,
un tesoro del corazón,
una foto más en la Ofrenda de noviembre.

No te vayas todavía…
Porque en este otoño no quiero soltarte. 
Porque la Muerte arrebata dejando desgarrado el corazón.
Porque nuestra historia que comenzó en tu bendito vientre, tendrá un triste final.
Porque no hay nada que me prepare para perderte madre mía.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

LAVI

Te conozco más que nadie en el mundo...
Te he visto escribir desde que eras una adolescente.
Leí tus primeros versos para el Crucificado.
Te vi convertir el dolor de tu abandono en tinta.
Hiciste alquimia.
He sido testigo de tu carrera y de tu vida de escritora.
Te he mirado luchar tratando de abrirte camino entre las espinas y los hierbajos, te he contemplado a veces, perseverante y otras, necia. Sé de tus sueños rotos.
Te he visto deslumbrada con lo que el mundo del ego puede ofrecerte.
He certificado tu confusión, pero también es cierto que has tocado muchos corazones. 
En verdad, tienes un don.
El don de la palabra y hoy que el portal dorado está abierto para ti, 
deseo que lo transites con Certeza.
Deseo con todo mi corazón que llegue lo que tanto has buscado, pero no desde la herida de abandono,ni desde la necesidad de reconocimiento, sino desde la más prístina intención de servicio.
Te he visto viajar a mundos que no están en esta dimensión, allá donde habitan la Imaginación, la Creatividad y la Magia. Te has convertido en todos tus personajes, para sentirlos y darles voz. En verdad eres una escribana del alma, una artesana de la palabra, una maga de los cuentos, sin embargo, los títulos no significan nada. 
Lo verdaderamente importante querida, es tu camino andado, tapizado de letras. En quién te has convertido.
Llevas muchos años escribiendo y eso es suficiente.

Metepec, México
junio de 2019

miércoles, 24 de abril de 2019

HERA ESCAPA DEL OLIMPO



Ella era una mujer tan especial y única. Tan inalcanzable. Se encontraba en la cima de su vida perfecta. Cuando la conocí era toda una diosa Hera, devota de su Zeus, pero yo sabía qué en el fondo de su alma, latía el deseo ardiente de convertirse en otra diosa.
Su erotismo se había manifestado a temprana edad, incomprendida y juzgada lo había mandado al inframundo, donde yo habitaba. Un día tropecé con su deseo apagado, aún estaba vivo. Lo tomé entre mis manos y soplé para avivarlo. Tenía que entregárselo, era suyo, le pertenecía. Lo necesitaba para ser una mujer completa.

¿Cómo lograría que Hera bajara de su Olimpo?

Me vestí de sabio y poeta. Al menos, obtuve su atención. Cuando lancé mi propuesta potencialmente erótica, no creí que penetrara en su psique, pero algo en ella, se derrumbó. Después me diría que “mi mirada la salvó”. Dejó sus ropajes de Hera y se extravió en el bosque donde yo la esperaba. Subió a mi carruaje y la llevé a mis confines. Bebió del vino de la transgresión que le ofrecí. Se desnudó, ya era otra. Se embriagó de su deseo. Se volvió furtiva. En su cuerpo, escribimos una nueva historia.

La llamé “Ariadna”.

Hubiera querido que se quedara más tiempo, pero casi salió corriendo. “¿Huyes de mí?” Alcancé a preguntarle. “Debo volver” me respondió. La miré alejarse con el hilo rojo atado a su muñeca. Sin duda encontraría el camino de regreso.   
Volvió al Olimpo. Se atavió de Hera nuevamente, pero ya no era la misma. Nadie sale del inframundo sin llevarse una joya. 
Me alegra haberla seducido. Hoy la miro lejana y más bella que nunca.
Tan mujer y tan diosa.