lunes, 26 de diciembre de 2022

RESIGNIFICACIÓN

Me gusta hacer un recuento de lo que fue el año para mí. Puedo decir que de lo más significativo del 2022 fue inscribirme a un taller literario cuya propuesta era escribir desde la “Ucronía”, es decir desde “lo que no fue” en nuestras vidas. La invitación me llegó de una manera muy simbólica por una persona que apenas conozco, pero que por error se había puesto de nuevo en contacto conmigo unas semanas antes. En cuanto leí la publicidad sentí un cúmulo de ideas saliendo de mi cabeza.

Escribí y escribí sobre todo eso que hubiera querido diferente en mi vida, desde que mi padre no se hubiera divorciado también de mí, hasta haber desarrollado una exitosa carrera de periodista. Quedaron expuestos entre líneas mis deseos no alcanzados, la voz de mi niña herida, “los hubieras” que según yo, me hubieran representado menos dolor. Quizá el ejercicio más significativo fue escribir “qué harías si te quedaran 5 días de vida, debido a un tumor sumamente agresivo en el cerebro”. Ahí salieron a la luz mis prioridades y una “bucket list”.

Después de escribir tanto y releer una y otra vez me di cuenta de varias cosas. 1) Qué “la deuda” que tenía conmigo misma por no haber tenido una vida profesional, no era tan grande como yo creía. Porque en algún punto de mi vida laboral, la diosa Hera que late en mí me hubiera hecho renunciar para dedicarme a mi familia. 2)Nunca volveré a la Universidad, pero puedo diseñar proyectos alcanzables que me permitan desarrollar a mi amazona. 3) Valoré lo que sí tengo. Los frutos de mis decisiones: Una familia que desde niña anhelé, dos hijos maravillosos, estabilidad económica, un patrimonio sólido, pero sobre todo un gran amor. Recuerdo lo sorprendida que me sentí cuándo un día, una amiga dijo en una reunión: “qué no siempre te casas con el amor de tu vida”. Yo sí estoy casada con el amor de mi vida y me siento muy afortunada por eso. De haber tomado otras decisiones, no hubiera sido posible.

 Así surgió la inevitable pregunta: ¿Y quién me asegura que toda esa ucronía realmente hubiera sido mejor? ¿Qué tal si todo lo que pasó fue lo mejor?

Entonces tendría que resignificar todos los hechos importantes de mi vida, en vez de querer cambiarlos. Y eso fue exactamente lo que hice.

Este año podría resumirlo en una palabra: “Resignificación".


Imagen debidamente registrada. Autora: Sara Vidales Titular: Vianey Lamas

miércoles, 14 de diciembre de 2022

MI PROPIO ADVIENTO

 La línea que separa el otoño del invierno, se difumina. Los tapetes de hojarasca reciben a los días cortos y a las noches largas. Los árboles terminan de despojarse de sus hojas secas. Desnudos y vulnerables. Me detengo frente a un abeto y le pregunto: ¿acaso me invitas a lo mismo? 

Puedo sentir en el ambiente una mezcla de nostalgia y cobijo; recuerdos y consuelo. El viento helado enfría mi cara. Regreso a mi casa y me recibe el olor a bosque del pino natural que compramos. Ya está decorado con luces y esferas. Los regalos reposan bajo sus ramas. 

Me dirijo a la cocina y prendo la estufa. Me preparo un “mulled wine”. Vino tinto, naranja, clavo, jengibre y canela. Al primer hervor apago la infusión que me calienta el alma y los recuerdos. Pienso en los que ya no están y los vuelvo a extrañar. Mi madre y mis tíos ya son adultos mayores. Nosotras, las niñas del ayer, ahora somos las tías y las nuevas generaciones ya están aquí. Retoños nuevos en el árbol de nuestro linaje. 

Enciendo una vela de esencias festivas. Tomo mi libreta y mi pluma. La escritura se vuelve íntima...


                                                                Imagen tomada de internet

martes, 27 de septiembre de 2022

EL VERANO SE DESPIDE

 

Y llegó el verano con sus lluvias habituales, las cuales me habían traído por varios años, una nostalgia.  Curiosa quise descubrir si este año ya no sentiría ese extraño duelo de todo lo que no había florecido en mi vida.

Al pasar de los días, me sentí alegre con una nueva energía: colores, música, cantos, flores y alas de libertad. Caminatas por el bosque. Alegres reencuentros. Lecturas maravillosas. Escritura creativa. Me uní a tres diferentes grupos de escritores. En uno de ellos escribimos desde la “ucronía”. Es decir, desde lo que no fue. Recrear un mundo alterno donde mi padre fue cercano en mi infancia, fue sanador. 

Al parecer, lo había logrado hasta que una llamada llegó como un huracán emocional que me estrujó las entrañas. Me exprimió la rabia. Y en ese caos pude ver a la niña herida, peleando por algo que no necesita ser defendido. ¡Oh, qué imagen tan esclarecedora!  El trasfondo de mi actuar quedó revelado. Desnudo. Era ella queriendo cambiar las circunstancias para entender o acomodar su dolor. 

Enloquecimos un par de días hasta que aparecieron unas palabras mágicas: “Siento mucho que estés pasando por esto”. ¿De dónde venía esa dulce voz? Sin duda, era extraterrena. Era la misma que el año pasado me dijo: ¿podrías amarte con tus alas rotas? Esa voz fue  un bálsamo. Poco a poco recuperé mi centro. Decidí trazar una distancia sana que me apartara de los líos heredados. Nada merecía que mi paz fuera hecha trizas. Me apoyé en la energía masculina para poner orden. 

Sólo así pude regresar a mis mundos imaginarios donde me siento expandida. Ahí pude ver mi jardín interior. Las lluvias habían nutrido las semillas de Aceptación, Perdón y Gratitud. Arranqué de raíz, los hierbajos venenosos del Reclamo.

 Me senté bajo el cobijo de la sombra del granado y contemplé lo sucedido. Ya sin juicios ni conflicto. Pude sentir la calma después del huracán. Las lluvias también lavaron mi corazón y mis entrañas enlodadas de resentimiento.

 Ahora el verano se despide… Agradezco que haya sido un verano diferente. Ya puedo sentir la inminente llegado del otoño. ¡Mi estación favorita!  Curiosa me pregunto ¿cómo será mi cosecha?

martes, 21 de junio de 2022

EL JARDÍN DE LAS ROSAS ROSAS

 Avanzo más allá de la tierra de Venus Dies y encuentro un arco decorado con rosas rosas. Cruzo el umbral y una energía sutil me envuelve. Siento la Gracia derramarse en mí.  Las veo, diosas de todas las cosmogonías. Algunas me hacen sentido, otras son desconocidas. Me enfoco en María, la madre que más comprendo, siento su abrazo cálido, siempre amoroso. Reconozco esa mirada. “¿Fuiste tú quien me dio mis dones antes de descender por el túnel de luz que me llevó al vientre bendito de mi madre terrenal?” le preguntó. Ella asiente con una sonrisa gozosa. Me quedo sin palabras. Quisiera explicarme, lo difícil que ha sido. “La herida que escogí me dolió demasiado… extravié el camino varias veces, lo siento, en verdad lo siento”. Lágrimas ruedan por mi rostro. Ella las enjuga con sus manos. Su compasión me contiene. Me pide que la siga. Me lleva al jardín más hermoso, repleto de rosas rosas florecientes. Me pide inhale su aroma. Unta entre mis senos, un bálsamo. Bordea el triángulo que se forma en mi pubis. Me recuerda que mi útero es un cáliz sagrado, depositario de mi feminidad. Me inclino en señal de reverencia. A lo lejos se oye un canto armónico y angelical. Me entrega un nuevo don, el de la Sutileza. Comprendo su Intención…

 Cierro los ojos y me siento profundamente conectada a la Madre Tierra y a la Fuerza de la Vida.  Cuando abro los ojos ya no está. Veo en cambio una banca que me invita a descansar.

Deseo quedarme y florecer como ellas.

 

                                                Del oráculo de Rebecca Campbell

VERANO 2022


Durante mucho tiempo, las lluvias del verano me supieron a Nostalgia. Era extraño sentir el dolor de todo lo que no había florecido en mi vida. Un duelo inexplicable, pero cíclico. Volvían a mí, emociones envueltas en velos.  El año pasado me prometí que era el último verano con ese dejo de tristeza.

Hoy ya siento la nueva energía: Colores, telas, música, baile, cantos, aventura, flores y alas de libertad. Tardeadas con pizza y vino, buenas charlas, risas, complicidades. Danza de diosas. Noches de luna. Libros por leer. Gratos reencuentros. Una segunda oportunidad. Los arrepentimientos se vuelven abono para intentarlo de nuevo.

Historias por escribir, reinos mágicos que visitar, elixires que probar, fogatas que encender, hilos que entretejer, tierras que explorar, dones que entregar, espejos luminosos y un salto de Fe.

 




sábado, 28 de mayo de 2022

PUNTO DE NO RETORNO

 Ella llegó al punto de no retorno. 

Sólo se le permitiría mirar atrás para darse cuenta de cuánto había avanzado. Era esencial que honrara sus pasos. Los reclamos, los hubieras y los arrepentimientos no tenían cabida. Era tiempo de aceptar que sólo fueron experiencias y lecciones necesarias. 

Ya no era la misma que había emprendido el viaje. Se había transformado en el trayecto. Podía regresarse, volver a los lugares que la ataban, que la enfermaban, que la constreñían. Era libre para elegir, sin embargo, dio un giro sólo para reconocer su camino andado, haciendo una reverencia. Después continuó su travesía. 

Ya no sentía culpa. Quienes habían quedado atrás podían seguir sus huellas u olvidarla. Ahora ella trazaba un lozano camino flanqueado de promesas y posibilidades.

                                                                Imagen tomada de internet

jueves, 26 de mayo de 2022

ELLA RESPONDIÓ AL LLAMADO


Ella descubrió que ese desasosiego era un llamado. No, no era la primera vez que lo sentía, era su alma quien la llamaba. Esta vez respiró hondo y profundo. Dejó que el Silencio Reverente le hablara. Los primeros susurros se convirtieron en pensamientos claros.  Se dejaría guiar. No sería ella quien trazaría el camino, sin embargo, no pondría resistencia. Caminaría con certeza. Paso a paso. Arraigada a la tierra, con el corazón abierto y la mirada al cielo. Ya tenía integradas las experiencias, las lecciones, las lágrimas y las risas. Ya no se repetirían las historias del pasado. Se dirigía a convocarse con sus hermanas, hijas de la Diosa. No, no era paganismo, era el recuerdo de su alma primigenia creada en libertad; era su ser cristalino, crístico, sin dogmas ni ataduras. Algo asombroso la esperaba; llegaría a un lugar donde sus dones estarían al servicio de algo más Grande. Una intención colectiva, una misión grupal. Extender la luz para que el Amor fuera recordado.

Ella ya iba en camino.  


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viernes, 13 de mayo de 2022

PUERTA ENTREABIERTA

Ella ve una puerta que se abre.

Es su puerta, la que estaba buscando, la que la estaba esperando. Sabe que es suya porque le vibra el corazón cuando se para frente a ella. No imagina lo que hay detrás, sin embargo, su intuición le dice que sólo cruzándola va a descubrirlo. No es tiempo de dudar. Casi no puede creerlo porque en el pasado, tocó muchas puertas falsas que la condujeron a oscuros lugares. Había perdido la esperanza.

Esta vez es diferente. La Sincronicidad le tejió el encuentro y sin darse cuenta ella enunció las palabras mágicas que la abrieron.  Los aprendizajes ya están integrados. En su interior han crecido las semillas, ahora tiene un jardín florido, un santuario, un remanso de paz y desde ahí puede crear.

Ella avanza con todo lo que es, con su esencia y su personalidad. Tiene certeza. Cruza el umbral y camina por un sendero empedrado. Unos arbustos despeinados flanquean su andar, hasta toparse con una esfera flotante que emite rayos con los colores del arco iris. Todas las posibilidades están latentes, parecen hilos de un entretejido. Observa un reloj de arena girando, sólo entonces comprende que el tiempo no lo marca ella.

Se conmueve ante el potencial creativo de la esfera cristalina. Se inclina en señal de reverencia y en vez de pedir, pone su don al servicio.

La Magia se activa...


                                                           Imsgen tomada de internet

jueves, 5 de mayo de 2022

ELLA, SIENDO MADRE

 Ella tuvo la bendita gracia de ser madre. En su vientre anidó la Vida. Se sintió tan abrumada la primera vez que tuvo que cuidar a un recién nacido, sin embargo, el instinto materno acudió en su ayuda. Así cumplió con la encomienda de criar a sus hijos. Los vio crecer. Se volvió maestra, chofer, cocinera, enfermera, compañera de juegos. Leyó cuentos, vio películas, hizo pasteles de cumpleaños, envolvió regalos, forró útiles escolares, asistió a festivales y fiestas. Agotada, por las noches los acompañaba a dormir. Los días se hicieron años.

Ya no eran tan pequeños, sin embargo, todavía la necesitaban en los arrebatos de la adolescencia. Ahora el desvelo era por la parranda. Ella conoció a la primera “novia”. Se le arrugó el corazón.

Un día al voltear la mirada, se dio cuenta de que ellos habían crecido. ¡Qué gran satisfacción! Esos hijos eran como los frutos maduros de un árbol robusto o como los pájaros de alas crecidas listos para dejar el nido. ¡Oh no! Ahora tenía que hacerse a un lado. Abrir un espacio para que ellos desplegaran su independencia. Los recuerdos de su propio vuelo se arremolinaron en su pecho. No entendía el dolor que sentía. Nadie le advirtió.

Ella se sintió desplazada. Lloró en la soledad de su nido vacío hasta que se hizo ovillo y volvió a gestarse a sí misma. Era tiempo de resignificar el amor de madre, de no volverse tóxica queriendo cuidar lo que ya no necesitaba ser cuidado. Era tiempo de entregárselos a la Vida y confiar.

Ella sacó su lista de anhelos no cumplidos; hizo una maleta y se fue de viaje. Se enamoró de sí misma.   

Ellos volvieron. Las visitas eran efímeras y cada vez más esporádicas. Ella disfrutaba esos momentos, les exprimía hasta la última gota de un gozo agridulce. Los recibía para después verlos partir otra vez. Ella aceptó el nuevo ritmo.

Sólo era la Vida haciendo lo propio.


                                                              Imagen tomada de internet

martes, 26 de abril de 2022

LA HISTORIA SE REPITE

 El sonido de la cafetera anunció que el café ya estaba listo. Su aroma impregnaba la cocina. Amanda se lo sirvió en una vieja taza de cerámica decorada, que ella misma había horneado y pintado a mano. Se sentó, dio un sorbo y leyó el periódico digital del día. Todavía tenía un par de horas antes de irse al trabajo. Los museos apenas habían reabierto. Al tiempo que la pandemia del Covid 19 daba tregua, las actividades citadinas lentamente volvían a una normalidad que sufrió los inimaginables cambios de una emergencia sanitaria mundial.

Amanda era historiadora, amaba leer. Su curiosidad por la Historia se debía a que su bisabuelo francés había muerto combatiendo como piloto durante la Segunda Guerra Mundial. No pudieron rescatar el cuerpo. Su abuela le contó muchas veces lo difícil que era, cada vez que iban al panteón a visitar una tumba vacía.  El dolor por esta pérdida ancestral estaba presente en su linaje. Quería profundizar en los motivos que llevan a los hombres a matarse unos a otros; en vez de vivir en tolerancia y respeto. En sus reflexiones filosóficas Amanda se obligaba a cuestionarse, a ir a lo profundo para encontrar las respuestas que le dieran sentido a su vivir. Era experta en el tema de las guerras y conflictos bélicos. Había estudiado con ahínco. Sus artículos de opinión fueron publicados en diversas revistas universitarias.  Fue a Polonia para conocer lo que había sido el complejo Auschwitz formado por diversos campos de concentración y exterminio. Se había dedicado unos años a la docencia.  Su puesto como directora del Museo Memoria y Tolerancia se lo había ganado a pulso. Todos los proyectos pasaban por su supervisión. Era una jefa querida y respetada, de espíritu crítico y objetivo. A sus sesenta años sabía la importancia de mantener viva la memoria histórica para evitar que los atroces hechos del pasado se repitieran. Era muy fácil pasar de la discriminación, a la intolerancia y al genocidio. La locura de la guerra, la motivaba a buscar la paz.

En su faceta menos conocida Amanda, también era amante de la Naturaleza y cada vez que podía se escapaba para refugiarse en algún bosque a las afueras de la ciudad. Cuando abrazaba un árbol sentía una profunda conexión con la Tierra y con la Vida. Advertía algo inefable, un recuerdo que quería brotar a su conciencia.

Esa mañana las imágenes del reciente conflicto Ucrania-Rusia llenaban los diarios. Una invasión vivida casi en tiempo real. Videos y fotografías que circulaban a la velocidad de la era del internet. El presidente Vladimir Putin de Rusia, justificaba la invasión mientras su homólogo ucraniano, el presidente Volodímir Zelensky resistía. Había pedido ayuda a otras naciones, las cuales se mantenían cautelosamente al margen para no extender el conflicto por toda Europa. Su participación se limitaba al envío de armas a Ucrania y a imponer sanciones económicas que tarde o temprano repercutirían en la economía mundial. El plan ruso de una invasión rápida se había complicado. La confrontación se alargaba dejando una estela de muerte y destrucción.

El corazón de Amanda se encogió al conocer la noticia de que uno de los bombardeos en Kiev, cayó muy cerca del monumento Babi Yar, el cual recordaba el exterminio en ese mismo sitio de 33711 judíos en tan solo cuarenta y ocho horas en 1941. Este evento fue la antesala de los campos de concentración y de los asesinatos en masa perpetrados por el ejército de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

Amanda veía con tristeza cómo la Historia se repetía, las imágenes del pasado no eran tan diferentes a las actuales. Por su conocimiento en guerras, sabía de alguna manera que el conflicto escalaría, porque eso es lo que pasa cuando el poderío de un líder se suma a su megalomanía.  

“¿Y si éste fuera el fin de todo”? Caviló. Esta pregunta había sido inevitable hacía apenas dos años cuando el virus del Covid obligó al mundo a confinarse. La pandemia había sorprendido a todos. Fue hasta que las vacunas estuvieron disponibles, que se vislumbró un rayo de esperanza.

La historiadora terminó su café, se preparó el desayuno y se arregló para ir a la oficina. Revisó los pendientes y decidió recorrer el museo como si fuera una visitante cualquiera. Se detuvo en cada sala, se conmovió ante las imágenes devastadoras. Se sentó en uno de los espacios dispuestos, cerró los ojos sintiendo un apretado nudo en la garganta que se ahogaba en la impotencia. Por un instante creyó que su labor era vana. De ninguna manera ella había cambiado el mundo y el museo que dirigía con tanta devoción tan sólo era un recordatorio insuficiente, un memorial como tantos otros en el mundo, que no evitaba las guerras en el presente.

Sin motivo aparente, comenzó a tararear la canción “Imagine” que John Lennon había compuesto en los 70´s. Pudo imaginarlo sentado frente a su piano tocando los primeros compases, siendo inspirado por un anhelo profundo de paz. “¿Fue en vano su canción?” Se preguntó. Casi de manera inmediata sintió la respuesta en su pecho: un “no” rotundo. En ese instante comprendió lo trascendente de hacer arte en cualquiera de sus formas. Recordó cuándo horneaba y pintaba cerámica en un pequeño taller. Nunca se consideró una gran artista, sin embargo, aquel pasatiempo la llenaba de gozo. El tiempo desaparecía cuando ella creaba; sus manos se deslizaban con gracia por la arcilla fresca; o se curtían cuando tenía que manipular el horno de piedra. Fue así como se hizo de su colección de tazas. Corrió a la cabina de audio donde operaban la música ambiental y dio la instrucción de tocar la emblemática canción.  

Si bien la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial estaba puesta sobre la mesa y el ser humano tenía la capacidad tecnológica de destruirse a sí mismo y al planeta, Amanda había comprendido que cada acción cuenta, por pequeña que ésta sea, aunque la conciencia colectiva todavía no alcance para vivir en armonía.  Era cuestión de tiempo para que la suma de las buenas voluntades diera un resultado venturoso. No, no se iba a dejar envolver por la desesperanza y el miedo. Regresaría al taller de alfarería.

El sonido de la cafetera anunció que el café ya estaba listo. Su aroma impregnaba la cocina. Amanda se lo sirvió en una taza decorada con plumas de aves. Se sentó, dio un sorbo y leyó el periódico digital del día. Esa rutina que muchas veces la había incomodado, ahora la sentía como un ritmo. Percibía una sacralidad escondida bajo su cotidianidad. Su vida tenía sentido y estaba en paz.



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lunes, 11 de abril de 2022

SIN RITOS


Mis primeros escritos fueron para Jesús crucificado. Me movía el corazón imaginarlo ensangrentado en una cruz. Iba en la secundaria en una escuela de monjas. En aquella etapa de mi vida, me identifiqué con el dolor y el sufrimiento que antecedieron su muerte. No recuerdo haberle dado importancia a su resurrección. Las iglesias me reforzaron esa idea una y otra vez. Tuvieron que pasar muchos años para que pusiera mi mirada en la Pascua y otros tantos, para que empezara a cuestionar. ¿Qué sentido tenía recrear una y otra vez el dolor de Jesús? ¿Qué provecho tenía quedarse en las heridas de la infancia?  

Estuve muchos años en terapia, pero llega un punto en que la psicología se topa con un límite. ¿Qué había más allá del entendimiento de las heridas? Tenía que haber un sentido profundo, algo más allá de lo tangible. Así fue cómo comencé mi camino espiritual. Sostengo que todos los seres humanos estamos, tarde o temprano, llamados a eso. A escuchar la voz interior y la guía intuitiva. Estamos llamados a regresar al  AMOR.

Hoy mis creencias han cambiado, siento que tratar de explicar a Dios es imposible, porque es inefable. ¿Qué es Dios? Un señor, un padre, una mente, una inteligencia, una fuerza creadora, un todo, una energía, un poder superior. No lo sé. Las palabras no alcanzan para explicar el misterio de la Creación y de la Vida. Sólo son intentos y esos intentos crearon las religiones, pero es mentira que unos somos infieles y otros son leales. Es mentira que vamos a arder en un infierno y a pagar por nuestros pecados. No pretendo convencer a nadie ni que estén de acuerdo conmigo, solo quiero decir que prefiero elegir el Amor. Sólo el Amor. Sin ritos, ni ofrendas, sin el peso de una historia lastimosa repetida por más de dos mil años. Si voy a evocar a Jesús que sea como un guía, un amigo, un ejemplo, un camino, una huella indeleble, un maestro compasivo cuyos pasos quiero seguir, un susurro de paz que me invite a regresar al Amor.  Hoy quiero dejar de escuchar los dogmas que fabricaron los hombres, liberarme de la rigidez de las creencias. Sólo quiero escuchar a Dios como hacía Jesús cuando oraba en silencio. Tocar la paz que él alcanzaba, para crucificar al ego y abrazarlo todo.


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domingo, 10 de abril de 2022

YOLANDA VIANEY

Soñé con un distante lugar donde todo estaba entretejido por los hilos del Amor. Yo flotaba, era una almita que junto con otras más esperaba ser llamada para encarnar en la Tierra. Jugábamos en la cola de un cometa cuando escuchamos un llamado.

—¡La siguiente! —

Me acerqué brincando de emoción. ¡Por fin había llegado el momento!

—Acompáñame, necesito mostrarte algo — me dijo el ángel en turno.

Llegamos a una tienda llena de anaqueles perfectamente acomodados. Sobre una repisa había cinco bolsitas de tela rústica de diferentes colores que contenían algo que yo desconocía.

—Antes de irte tendrás que elegir una de éstas… para que la lleves contigo a tu experiencia humana.

—¿Qué son?

—Son heridas.

—y ¿qué es una herida?

—Lo sabrás a su tiempo…

Leí las diminutas etiquetas: Traición, rechazo, humillación, abandono e injusticia. Aunque no sabía qué significaban, elegí la bolsita color azul.

—Has optado por el Abandono…mmm… ahora tendrás que elegir al mensajero que te recordará tu elección. Iremos a la Sala de los Acuerdos.

Sobre la mesa había varias actas; algunas estaban en blanco; otras tenían dibujos o estaban firmadas.  

—Escoge alguna para cerrar el pacto.

Me llamó la atención una de las hojas cuyo membrete era un hermoso signo oriental que descansaba sobre un árbol del cerezo.

—¡Ésta! — aseguré  

—Ese es el linaje de quien será… tu padre.

—¿Hice una buena elección?

El ángel me miró con tremenda compasión.

—No hay elecciones buenas ni malas, solamente hay algunas que te conducen por caminos más espinosos. Nacer humano es toda una aventura. Tus padres estuvieron por aquí hace ya algún tiempo y por supuesto también hicieron sus elecciones.  Tu padre es un hombre de buen corazón, aunque de carácter débil y tu madre es una mujer de carácter fuerte con un corazón débil — explicó el ángel encogiéndose de hombros — cuando pases por el túnel de luz, olvidarás todo. Nacerás sin la conciencia de estas elecciones. Solamente quedarán impregnadas como un eco. La herida te dolerá mucho y por demasiado tiempo, pero cuándo evoques este momento todo tendrá sentido.

—Dices cosas muy extrañas…entonces ¿en la Tierra no hay Amor?

—Sí, hay Amor, pero está casi olvidado. Las cosas allá abajo están muy convulsas. Las almitas que deciden bajar ahora, son muy valientes. Todas tienen la encomienda de extender el amor para que sea recordado.  

—y ¿cómo haremos eso?

—Con sus dones. Ahora iremos al Salón de los Talentos para que los recibas.

Llegamos a un salón donde una mujer cubierta con un manto traslúcido lleno de estrellas nos esperaba sentada en un sillón aterciopelado. Portaba sobre su regazo un libro dorado donde estaban escritos los planes de vida. Lo hojeó y después con su melodiosa voz me dijo:

—Serás niña y te llamarás Yolanda Vianey. Tus padres serán Yolanda y Alejandro. Ellos estarán juntos por muy poco tiempo. Él se irá y eso marcará tu corazón de una manera profunda. La Tristeza te acompañará por años.

El ángel miró a la mujer quien sonrió tímidamente señalando la página del libro donde estaba abierto.

—Te doy el don del Entendimiento y la Sabiduría. Amarás el  Conocimiento. También te otorgo el don de la Escritura.  A través de las palabras construirás puentes que unen realidades, además tocarás muchos corazones iniciando por el tuyo. Antes de querer compartirlo, tendrás que sanar tu herida. Si lo compartes antes de tiempo, no será visto.  Es un don muy especial ya que viene acompañado de la Inspiración, la Fantasía y la Curiosidad.  Te daré un poco de Rebeldía, te va a hacer falta y mucha Intuición.

Yo brillaba recibiendo todos esos talentos. Al final, la mujer me impuso sus manos afirmando:

—Eres profundamente Amada. Ya estás lista para emprender el viaje. ¡Qué tengas buena Vida!

El ángel me condujo al túnel de luz que me llevó al bendito vientre de mi madre. Nací en tiempo y forma un soleado domingo de enero. Fui recibida con gran alegría por mis padres y abuelos. Niña de tez blanca y ojos azulados, cabellos rubios y rebeldes. Y tal cómo me había dicho la mujer del manto estrellado, un día mi padre partió…

Fue hasta los trece años cuando tomé un papel y una pluma y me dejé conmover ante la imagen del Crucificado. Escribí mi primer poema. Después fueron incontables palabras puestas en pergaminos para vaciar el dolor de mi corazón abandonado. Por más que escribía el dolor no desaparecía. Pasaron muchos años antes de que disminuyera. Supongo que los otros dones también me ayudaron. Pausadamente mi historia se fue acomodando como un rompecabezas donde las piezas embonan magistralmente.

Un día me di cuenta de que el dolor era pequeñito. Seguía ahí, pero ya no lo abarcaba todo. Decidí entonces guardarlo en una bolsita de tela azulada y con mucha delicadeza lo puse en un altar. Esa mañana de primavera, los rayos del sol traspasaron la ventana y me acariciaron el rostro. El calor fue una tenue caricia y entonces rememoré. No, no era un sueño, ¡era un recuerdo!

Tomé mi pluma y comencé a escribir. Ya no me movía el reconocimiento ni el deseo de ser especial, solamente pretendía extender el amor para que fuera recordado.

 

Metepec, México



                                                               

 

                                                             

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 31 de marzo de 2022

ROSA ROJA

 Saliendo de las higueras, me topé con un jardín de rosas rojas gigantes. Aunque su aroma me embriagaba, formaban una espesura que me ralentizaba el paso.

¿Qué custodiaban?

Escogí una, la más hermosa, trepé por su tallo, las espinas me sirvieron como escalinata hasta que una, me rasgó la piel haciéndome una herida sutil. En el rojo de la sangre, sentí la vida palpitar. Ascendí pausadamente hasta que pude descansar en unos de los pétalos.  Concavidad aterciopelada que me acarició el alma. Pude recapitular la mujer que fui para agradecer y honrar el camino andado, para gestarme de nuevo como la crisálida en el capullo. 

Todavía no estalla el potencial, sin embargo, siento la Certeza, la Duda se ha marchado. Yo soy la promesa. Percibo las semillas en mi útero, me cultivo a mí misma. Es primavera, estoy en sintonía con los ciclos de la madre Natura. Miro la herida y es sólo un rasguño. Así será de ahora en adelante. Las heridas profundas son parte del pasado. Las lecciones ya son sutiles. Extraigo la savia de mi Sabiduría interior para salir avante, sin dramas. Sólo son experiencias. Siempre aprendizajes. 

Cuando estoy lista, exploro entre las demás flores. Envuelto en un capullo encuentro un catalejo dorado y observo a través de él. Lo que miro me deja sin aliento: ¡Soy yo ataviada con una corona de piedras preciosas y un cetro! Reina y soberana de mi mundo interior, ¡pero no estoy sola! Hay otras mujeres también revestidas de gozo y plenitud. Bailamos, cantamos y reímos juntas. 

Ahora las rosas reducen su tamaño. Camino entre los rosales a mi propio ritmo, acompañada de su perfume que se mezcla con mi esencia de mujer.

 Un letrero de madera me indica a dónde me dirijo: “La tierra de Venus Dies”.


Metepec, México.

Marzo 2022

Proyecto Venus Dies


                                                                         Imagen tomada de internet

lunes, 21 de marzo de 2022

HIGO

Después del abrazo de la mujer Lavanda, me perdí entre las higueras. Filas y filas que se espesaban hasta enredarse. Quedé atrapada en aquella oscuridad, pero lejos de asustarme, respiré. Tenía la certeza de que me estaba gestando de nuevo. ¡Yo era la semilla! Así que me acomodé en el sicono y me hice ovillo. Dormí y en mis sueños agitados vi a mis sombras, aunque ya no las temía. Bastaba un soplido para dispersarlas. Eran ecos, fantasmas sin sustancia, espejismos del pasado. Ya no iban a arrastrarme, ahora los pondría a mi servicio. Me recordarían el camino andado para honrarlo. Respiro y siento el útero de mi madre y el mío. Son uno solo, somos una latiendo con la Vida. Soy el útero, la semilla, la flor, el fruto, la crisálida, soy nada y soy todo. Me disuelvo en el interior del cuerpo cavernoso que sabe tan dulce. Me entrego, me rindo a la Naturaleza siempre sabia.  Me sostiene una fuerza plutoniana que no comprendo, pero no hace falta. Pacientemente espero la siguiente fase del proceso. Respiro y sigo respirando. Esta oscuridad ya no me asusta.

 

                                                         Imagen tomada de internet

 Metepec, México

Proyecto Venus Dies

Marzo de 2022

RENOVADA INSPIRACIÓN

 La Primavera ya está aquí. Se asoman los brotes en los árboles y plantas; las flores tímidamente resurgen del letargo invernal. El calor comienza a sentirse en el ambiente. Ropa fresca, faldas y sandalias. Limonadas y tés helados.

 Descalza camino por el pasto y cerrando los ojos, reviso mi jardín interior. Recuerdo con gratitud la última cosecha. Ahora es tiempo de preparar la tierra nuevamente. Abro los surcos para sembrar las pequeñas semillas que contienen las promesas. ¿Qué plantaré esta primavera? Saco la bolsita que traigo en mi delantal y elijo esperanza, gozo, aceptación, y plenitud. Mi corazón se expande, parece estar de acuerdo.

—Buena elección — susurran dos diminutas abejas que se posan en las flores de lavanda.

Alcanzo a escucharlas y ya no me sorprendo porque este jardín está lleno de magia. Las semillas me las entregó una mujer mayor de pelo blanco recogido en un chongo quien me dijo: “Ya sabes de estiaje, de tierra resquebrajada, de hierbajos y espinas; ya llegó el tiempo para ti” “¿El tiempo para qué?” pregunté, pero se fue sin responderme desapareciendo entre las higueras.  

Una ráfaga de aire sopla y el polen de las florecillas me hace estornudar. “¡Oh no!” he tirado sin querer las semillas. Se han desperdigado entre las hierbas aromáticas. La esperanza cayó sobre el cilantro; el gozo sobre la albahaca; la aceptación encima del romero y la plenitud se revolvió con la hierbabuena. Suelto una carcajada encogiéndome de hombros. Dejaré  que la Naturaleza haga lo propio. Mientras tanto estaré escribiendo porque la Primavera también me ha traído una renovada inspiración.


                                                                  Imagen tomada de internet

lunes, 14 de marzo de 2022

CORAZÓN RESILIENTE

Dice que se va y se me arruga el corazón. Sus alas de independencia están listas para volar del nido. La mitad de mi corazón se llena de gozo; la otra mitad, de nostalgia.

No es la primera vez que parte; pero siento que ésta es la definitiva.  Mi corazón volverá a sentirse extraño. Desubicado buscando al niño que ya no está porque al cabo de los años se volvió hombre. Deambulará en los recuerdos de fiestas de cumpleaños, festivales escolares, juegos, piñatas, risas y llantos para encontrar consuelo. Veremos fotografías: testigos mudos, que retrataron las imágenes de lo que fue significativo. Se encogerá durante algún tiempo hasta expandirse de nuevo, volviéndose a llenar de amor:  por la encomienda cumplida, por el servicio prestado a la Vida, por la aceptación de que el amor a los hijos se demuestra dando un paso atrás para no estorbar el despliegue de sus alas cuando están listas para volar. Estoy sostenida por las madres que me preceden; “las que ya soltaron”. Me uno a ellas en honra y gratitud.

En mi vientre estriado y abultado quedó escrita nuestra bella historia. La huella imborrable de la maternidad en mi cuerpo. Estoy en paz con eso.

Ahora toca encauzar toda esa energía que se liberará del rol de madre. Retomarla para mí. Reinventarme, resignificarme. Renacer como mujer.

Estaré escribiendo, sin duda la escritura me salvará como me ha salvado tantas veces en mi vida.

 

                                                       Imagen tomada de internet

lunes, 7 de marzo de 2022

ACEPTACIÓN

 Recién había pisado los confines de Venus. “Si he llegado hasta aquí éste debe ser un buen lugar”. Reflexioné.  Aunque no sabía lo que encontraría estaba abierta a descubrirlo. Miraba el valle que se mostraba ante mis ojos cuando una mujer alta y estilizada como una flor de lavanda, apareció vestida en una túnica lila que se movía al ritmo de su andar. Su largo cabello destellaba con la luz del sol. Su sonrisa era franca y con su voz melodiosa me dijo:

—Bienvenida seas. Acompáñame, quiero mostrarte algo.

Me llevó a una parte plana del valle donde colgaba una pantalla flotante.  Había unos cojines dispuestos al centro. La mujer se dirigió al proyector que se encontraba detrás, encendiéndolo. Me senté a observar. ¡Lo que se proyectaba fueron escenas de mi propia vida! Azorada puse mucha atención. Se mostraron mis elecciones; mis aciertos y errores; mis risas y llantos; mis fortalezas y debilidades; mis relaciones. Mis momentos más difíciles; mis emociones arremolinadas, mis pérdidas.  Pude ver el paso del tiempo, cómo me fui convirtiendo en mujer; los cambios en mi cuerpo, mis diferentes cortes de pelo, la forma de vestir. De pronto vi una imagen en la cual mi pecho brillaba con una luz dorada, punzaba emitiendo rayos.

—Ese es tu don — aclaró la mujer estilizada quien ya se había sentado a mi lado.

Sentí un nudo en la garganta y sin poder evitarlo unas lágrimas humedecieron mi rostro.

—Quizá no ha estallado con todo su potencial — mencioné.

—Quizá…— concordó ella.

Por un momento pretendí juzgarme, pero no pude hacerlo. Una inexplicable sensación de paz me envolvía.

—Aceptar no es resignarse ni cambiar lo que pasó, es simplemente soltar el conflicto, dejar de pelear; liberar las cargas emocionales permitiendo a la situación “ser”.

—¿Cómo podría hacer eso? — pregunté.

—Respirando, siente el latir de la Vida en cada inhalación. Aquí y ahora.

Cerré los ojos, el aroma a lavanda que emanaba de la mujer me relajó. Juntas nos quedamos ahí hasta que la luna nos encontró abrazadas.

Imagen tomada de internet


Metepec, México

Proyecto Venus Dies

Marzo de 2022

jueves, 6 de enero de 2022

EPIFANÍAS

“Somos deseo. Es la esencia del alma humana, el secreto de nuestra existencia. Absolutamente nada de la grandeza humana, ha sido completada sin deseo. Ninguna sinfonía ha sido escrita, ninguna montaña ha sido escalada, ninguna injusticia ha sido defendida o ningún amor ha sido sostenido, sin deseo. El deseo alimenta nuestra búsqueda de la vida que valoramos.”.

John Eldredge

 

La Epifanía más famosa del mundo, es probablemente la que conmemora la Iglesia católica cada 6 de enero. El evangelio de Mateo 2:9-11 lo narra así:

”Los Magos se pusieron en camino y la estrella que había visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande habían visto otra vez la estrella! Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra”.  

Hay algo mágico en este relato, además del significado religioso que tiene para millones de personas. ¿Cuál es el sentido más profundo? ¿Acaso como los niños, queremos creer en la Magia? ¿Habremos soterrado el asombro y la curiosidad bajo nuestra adultez? ¿Será quizá que la Magia de los Reyes Magos evoca nuestra capacidad cocreadora?

¿Quién no ha querido tener una varita, una lámpara, un genio o simplemente el acceso a las palabras mágicas que vuelvan realidad nuestros deseos? En mi experiencia he descubierto que “Abracadabra” no funciona. Y este texto no estaría completo si no mencionara al “ego”.  El maestro del engaño que nos pone ingeniosas trampas. Una de ellas, es querer las cosas a nuestra manera y a nuestro tiempo. Entonces ponemos todo el empeño, hacemos planes, nos ilusionamos creyendo que podemos hacer nuestros deseos realidad.

Recuerdo claramente mi deseo de escribir un “bestseller”. ¿Qué tan difícil podría ser “teniendo el don de la escritura”?  Pues la Vida me sorprendió: Sí, si escribí muy buenas historias, pero a la hora de publicar, encontré editores fraudulentos, o socias sin el mismo nivel de compromiso. Y el potencial de los libros, se comprimió al igual que mis vértebras. Sobra decir que la frustración y la impotencia me invadieron de tal manera que quedé devastada. Después acepté las creencias del colectivo que dicen: “lucha”; “lo importante es levantarte después de las caídas”; “no te des por vencido”, etc.  Y sí, me levanté, pero para caer una y otra vez. Al punto de perder sustancia; me he sentido fantasmal y etérea, deambulando en este mundo sin sentido. A veces me siento atrapada en un bucle de tiempo, donde todo se repite; sin embargo, no dejo de creer en la Imaginación, la Magia y la Fantasía.

 ¿Será por eso que un día me topé con una… “médium”? Colette, una extraordinaria mujer, quien me mostró no sólo un mapa, sino todo el Reino de la Posibilidad.  Me repitió que “el cómo y el cuándo” dependían del “Gran Espíritu” que yo sólo tenía que sentar la intención y soltar. Por supuesto mi “ego”, se negó a creer esto y me siguió confundiendo. Mi conflicto interno siguió pugnando hasta que el cansancio me venció. “Debía haber otra manera”. Quizá Colette tenía razón.

Hoy me uniré a la alegría de los niños que encontraron sus juguetes bajo el árbol navideño o junto a sus zapatos. Hoy creeré que existe un plan divino para mí y que es mucho mejor que lo que yo he podido imaginar.

La palabra “epifanía” significa Revelación, así que hoy es un buen día para revelar las verdaderas palabras mágicas:

“No sé cómo ni cuándo, pero”…

 

Metepec, México

6 de enero de 2022 


                                                             Imagen tomada de internet