Me
gusta hacer un recuento de lo que fue el año para mí. Puedo decir que de lo más
significativo del 2022 fue inscribirme a un taller literario cuya propuesta era
escribir desde la “Ucronía”, es decir desde “lo que no fue” en nuestras vidas.
La invitación me llegó de una manera muy simbólica por una persona que apenas conozco,
pero que por error se había puesto de nuevo en contacto conmigo unas semanas
antes. En cuanto leí la publicidad sentí un cúmulo de ideas saliendo de mi cabeza.
Escribí
y escribí sobre todo eso que hubiera querido diferente en mi vida, desde que mi
padre no se hubiera divorciado también de mí, hasta haber desarrollado una
exitosa carrera de periodista. Quedaron expuestos entre líneas mis deseos no alcanzados,
la voz de mi niña herida, “los hubieras” que según yo, me hubieran representado
menos dolor. Quizá el ejercicio más significativo fue escribir “qué harías si
te quedaran 5 días de vida, debido a un tumor sumamente agresivo en el cerebro”.
Ahí salieron a la luz mis prioridades y una “bucket list”.
Después
de escribir tanto y releer una y otra vez me di cuenta de varias cosas. 1) Qué “la
deuda” que tenía conmigo misma por no haber tenido una vida profesional, no era
tan grande como yo creía. Porque en algún punto de mi vida laboral, la diosa Hera
que late en mí me hubiera hecho renunciar para dedicarme a mi familia. 2)Nunca volveré
a la Universidad, pero puedo diseñar proyectos alcanzables que me permitan desarrollar
a mi amazona. 3) Valoré lo que sí tengo. Los frutos de mis decisiones: Una
familia que desde niña anhelé, dos hijos maravillosos, estabilidad económica,
un patrimonio sólido, pero sobre todo un gran amor. Recuerdo lo sorprendida que
me sentí cuándo un día, una amiga dijo en una reunión: “qué no siempre te casas
con el amor de tu vida”. Yo sí estoy casada con el amor de mi vida y me siento
muy afortunada por eso. De haber tomado otras decisiones, no hubiera sido
posible.
Así surgió la inevitable pregunta: ¿Y quién me
asegura que toda esa ucronía realmente hubiera sido mejor? ¿Qué tal si todo lo
que pasó fue lo mejor?
Entonces
tendría que resignificar todos los hechos importantes de mi vida, en vez de
querer cambiarlos. Y eso fue exactamente lo que hice.
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