miércoles, 20 de diciembre de 2017

"EL MITO MÁS CONTADO".


Allá en el Mundo de los Símbolos donde los mitos y las leyendas habitan, había gran júbilo.

El mito más hermoso, estaba por contarse una vez más. El invierno había llegado. Los árboles ya sin hojas dibujaban un paisaje que aparentemente carecía de vida, sin embargo, las semillas se guardaban en la tierra. Era tiempo de introspección, nostalgia y esperanza.

El mito se vistió de gala. Había sido contado una y otra vez desde tiempo inmemorial. Tenía un lugar en todas las cosmogonías y mitologías.  Le gustaba escucharse a sí mismo porque en cada narración o representación, la Inocencia renacía.

El quebranto y el alejamiento por un instante se olvidaban, porque en cada corazón resonaba el Santo Recuerdo de Dios y con él, su plan perfecto de amor para la humanidad.

Cierra los ojos. La imagen nos llega como un regalo.  ¿Puedes verla? El brillo de una gran estrella nos guía. A lo lejos vemos un pesebre, nuestros corazones vibran. Nos acercamos con Asombro. Huele a incienso y mirra. Tres viejos sabios acaban de entregar sus cofres en señal de adoración al pequeño niño envuelto en trapos, quien reposa sobre un montón de paja. Su madre, lo mira con embeleso y su padre, con orgullo. Nos quedamos mirando al recién nacido. Parece como si toda la Creación estuviera en él contenida. Sus ojos parecen contar una larga historia. Su vida humana apenas comienza aunque ya existía antes de todo.  “Al principio ya existía la Palabra”. “La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios”.  “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”.

-          Es tiempo de restaurar la Creación.- Le dijo el Padre.

-          Nuestras voluntades son una sola.- Contestó el Hijo quien habitaba en su corazón.

-          Ya es tiempo de que encarnes. Descenderás al Mundo de la Dualidad. Serás un emisario del Amor. Tu mensaje será tanto comprendido como rechazado. Tu nacimiento marcará la Historia, con este acto nos acercamos al quebranto de la humanidad para restaurarla.  
Te revisto con el don de los Milagros. Los obrarás en mi nombre. Trazarás el Camino de vuelta a mí. Mi Paz, inmutable y eterna te acompaña.-

-          Estoy listo.-

-          Ella ya dijo “sí”.- Agregó el Arcángel Gabriel quien había estado mirando la escena.

Un hálito sopló. La Divinidad entonces se compactó y en un rayo de luz, descendió al bendito vientre de María quien ya había albergado en el seno de su amor, el divino plan.

Jeshua, nació en tiempo y forma. Llegó acompañado de la Verdad y la Voluntad divinas. La Gracia nunca lo abandonó. Su misión apenas comenzaba.  

Su nacimiento se volvió mito para preservar el Santo Recuerdo de Dios que latía en su corazón. El recuerdo que sólo se escucha en el Silencio Reverente, cuando las fiestas terminan y los oropeles se rompen.

 

viernes, 20 de octubre de 2017

ESPÍRITU DE SAMURÁI


En una tierra muy lejana, aquel ancestro depositó bajo el cerezo, la fuerza de su espíritu samurái.

La gran fuerza penetró las raíces y al árbol le crecieron muchas ramas. Nuestro linaje. Cualquier descendiente, podría tomar el gran regalo. Misteriosamente algunos lo hicieron, otros no pudieron.

Pasaron varias generaciones. Nació mi abuela y a su tiempo, mi padre. Ramas muy cercanas.

Yo fui una rama olvidada pero no se puede “despertenecer” al árbol del Origen. Cuando voltearon a verme ya había crecido. En el olvido, tomé la fuerza del espíritu samurái. Y yo creyéndome ¡tan débil! Esperando ser rescatada. Toda esa fuerza permanecía dormida en algún lugar de mi mundo interno.

Un día caminando por un hermoso jardín me encontré con un hombre sabio que me mostró en un espejo mágico lo que yo llevaba dentro. Me gustó lo que miré. Corrí a contarle a mi padre, pero se me olvidó que yo era una rama olvidada.

Tomé la Fuerza y me fui. Ella me llevó a lugares insospechadamente altos, donde pude mirar en perspectiva. Observé el frondoso árbol de nuestro gran linaje y por primera vez, la gratitud fue más grande que el dolor de haber crecido en el olvido.

Honro y agradezco a aquel ancestro que depositó bajo el cerezo, la fuerza de su espíritu de samurái.
 
 

Vianey Lamas,
hija de Alejandro,
hijo de Esperanza,
hija de Waichiro Kobashi.
 
 


lunes, 25 de septiembre de 2017

19 de Septiembre de 2017


El reloj marcó el tiempo. La Improbabilidad estaba lista para actuar. Una vez más aquella tierra azteca sería sacudida, en el mes patrio. ¿Ironía, coincidencia o causalidad? El escenario no era nuevo. Se repetía como una vieja cinta de 1985. El movimiento fue abrupto. Los derrumbes, inevitables. Las pérdidas, lamentables.

Por misteriosas razones, sus habitantes solían sacar lo mejor de sí mismos en medio de la Tragedia. El dolor aparecía como un elemento unificador. Los egos doblegados ante una verdad milenaria: La Grandeza ancestral de un pueblo mágico.

La Empatía y la Solidaridad aparecieron entre los escombros. La Incertidumbre dormitaba entre los días que se hicieron noches y las noches que amanecían. Y bajo tierra aguardaba la Esperanza.

Inevitable para algunos, la cita con el Destino. Una honra profunda a quienes perdieron la Vida. El sabor amargo de la pérdida que siempre enseña algo. Lo efímero de lo material que recuerda lo verdaderamente importante. La vacuidad que obliga a llenarse de lo Eterno. El recuerdo que nos devuelve al lugar donde alguna vez fuimos Unidad. El espejo de la Otredad que nos refleja nuestra frágil humanidad.

Una sociedad abruptamente sacudida de su letargo, de su inercia y apatía. Una sociedad arrojada al servicio, motivada por el bien común. Sin protagonismos triviales. Héroes anónimos sin más nombre que “Mexicano”. Un despertar irreversible.

Vendría un tiempo de Resiliencia. Una pausa para tomar fuerzas. El camino de la Reconstrucción ya había sido trazado por aquellos que no se rinden, por aquellos que escucharon el llanto de un México herido que quiere sanar, que confían en que un día la Solidaridad será cotidiana.

El despertar de una conciencia colectiva que ya no quiere volver a dormir.

 México
19 de Septiembre de 2017

                     Imagen tomada de internet

lunes, 4 de septiembre de 2017

EL CAMINO ANDADO


Aquella mujer ya llevaba un tiempo en el Valle del Asombro acompañada del hombre de la túnica blanca. Él le estaba enseñando a mirar con contemplación. Aunque era difícil no juzgar muchos de los eventos y de las situaciones que se veían desde ahí, ella estaba aprendiendo. Comenzaba a sentir una paz profunda.

Esa tarde, Lavi se quedó mirando un camino sinuoso y muy largo que despedía brillos multicolores.

-          ¿Qué es aquel camino, Maestro?- Preguntó con curiosidad.

-          Ése mi querida Lavi, es tu camino andado. Si quieres verlo más de cerca, podemos descender un poco.-

El camino en verdad era muy largo, había tramos donde estaba truncado por troncos de gran tamaño, también tenía varias bifurcaciones y pedazos de tierra árida. La mujer recordó todos los obstáculos a los que se había enfrentado en el pasado. Recordó su sueño roto. Tenía que reconocer que todavía dolía un poco. Se quedó mirando con contemplación y entonces notó que el suelo estaba lleno de letras de todos tipos y tamaños que emanaban luces de colores.

-¡Todo el camino está lleno de letras!- Exclamó.

El Maestro la observaba con una amorosa mirada.

-Eso quiere decir que...-

-El don que te dimos nunca te ha abandonado. -

- ¡Y que todo ha valido la pena!-

La mujer se hincó frente a su camino andado para honrarlo. Ya no importaba lo doloroso que había sido levantarse después de las caídas. Lo que importaba ahora era que estaba de pie y en compañía del Amado Maestro.

-Reconocer tu camino andado es un paso muy importante.-

-¿Cómo pude no reconocerlo antes?-

-Porque tus heridas estaban demasiado abiertas y el dolor te cegaba.-

Lavi se sentía conmovida. Sin poder evitarlo, preguntó:

-          ¿Qué sigue para mí, Maestro?-

-          Lo sabrás cuando avances, por lo pronto te diré que ya estás lista para ver los anhelos de tu corazón, materializados. Has sido muy perseverante y valiente, no cualquiera desciende tantas veces a sus laberintos. –

-          Tú has estado conmigo infundiéndome valor.-

-          Hoy tienes otra perspectiva de la vida, más profunda y compasiva.-

-          Maestro, te quiero pedir un favor.-

-          Dime.-

-          No me dejes. Aunque mi camino esté lleno de dulces promesas, de esperanza y sorpresas. No quiero hacerlo sin ti. Venga lo que venga, quiero vivirlo en tu compañía.-

Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas y por un instante sus ojos grises llenaron de un azul profundo. Tan azul como el cielo que estaba por surcar.

 

                                                             Imagen tomada de internet

lunes, 3 de julio de 2017

EL LUGAR DONDE ME DEJÓ TU OLVIDO


Me encuentro en un frío y oscuro calabozo, el lugar donde me dejó tu olvido. Estoy entumida. Las paredes huelen a abandono. Recuerdo aquel cuento sobre una vendedora de fósforos, siento el mismo frío en el alma. La insignificancia se ha apoderado de mi voluntad. No tengo cerillas, ni fuego para calentarme. Creí que volverías, papá… te he esperado tanto tiempo que hasta crecí. Dejé de ser una niña. 
 Incontables veces me he asomado por la pequeña rendija y he visto a lo lejos, el reflejo de un lago. Avisto un verde valle lleno de flores y mariposas. He soñado que junto podemos correr y reír. La ilusión me ha mantenido aquí. No me creía capaz de lograrlo sin ti, pero anoche, algo pasó. No sé si fue el influjo de la luna llena o el aullido de los lobos, pero hoy desperté con la certeza de que no volverás. Tanta claridad resquebrajó mi fantasía y aunque me siento débil y mis pasos son tambaleantes, estoy decidida a salir del lugar donde me dejó tu olvido.

 

Imagen tomada de internet

domingo, 23 de abril de 2017

¿ A DÓNDE VA EL AMOR QUE NO ENTREGAMOS?



Morí con el amor que no entregué.
En el instante último de mi vida se me escapó,
no quería irse a la tumba.
Decidió volver al lugar cósmico dónde pertenecía.
Se volvió polvo de estrellas,
ala de ángel,
luz del firmamento,
sombra de luna,
se recicló en el Cosmos.
Se salvó a sí mismo,
en realidad no me pertenecía,
me fue dado para darle sentido a mi existencia.
Era moldeable,
podía tomar cualquier forma.
Era vasto,
alcanzaba para todo.
Habitaba en mi corazón
no sé si fue un buen lugar…
¡Ay mi corazón!
Tan sensible y a veces, tan acorazado.
Tan húmedo y tan desgarrado.
Tan misterioso.
Muchas fueron las veces en que el Amor
se volvió tinta y el corazón, tintero.
Un amor no entregado,
quizás por orgullo,
por un perdón no otorgado
o simplemente un amor que tenía que guardar
para no morir vacía.
Un amor trascendente,
que estuvo siempre presente.
Un amor inefable,
 que escapó a mi necedad de explicarlo con palabras.
Un amor romántico,
que suspiros me arrancaba.
Un amor utópico,
que me salvaba.
Un amor de colores, una dulce ilusión.
Morí con el amor que no entregué…
Mi cuerpo inerte quedó
Y el amor que habitaba en mi corazón,
se me escapó en forma de poema.
 
                                                             Imagen tomada de internet.
 
 

 

 

lunes, 17 de abril de 2017

RESUCITAR DE MIS PROPIAS MUERTES


Olvido la vida por vivir en muerte,

Olvido el gozo por sentir el dolor,

Olvido la alegría por creerme el drama,

Olvido el presente por recrear el pasado.

No supero las pérdidas ni termino los duelos,

eternalizo mis dramas y mi dolor.

No cierro los ciclos, dejando las heridas abiertas.

Me quejo, siento y resiento.

Cuando miro el calendario,

han pasado los años, media vida quizás.

Y me aterra que se me acorta el tiempo

¡La cercanía de la muerte me recuerda

lo poco que he vivido!

Y entonces te encuentro…

Crucificado y herido,

me lleno de conmoción.

Tú sufriste hasta el extremo para mi Redención.

¿No debería simplemente AMAR?

Resucitar de mis propias muertes…

Abrazar el Misterio que envuelve tu vida, muerte y resurrección.

Simplemente orar, servir y confiar.

Aun clavado en esa cruz tu mirada compasiva no cambió.

En la más densa oscuridad de la crueldad humana,

pediste por nosotros,

entraste en nuestro quebranto para restaurarlo de raíz.

Abriste un espacio sagrado para postrar tu divinidad en la Tierra y

con tu bendita sangra sellaste el Pacto.

Dejaste el camino trazado,

ahora nos toca, seguir tus pasos.

Cada quien a su manera.

La mía es con una pluma en la mano,

las palabras brotan,

se escriben a sí mismas.

Me convierto en escribana y sierva,

Y me ilumino con la luz de tu Resurrección

para resucitar de mis propias muertes.

                                                                            
                                                            Imagen tomada de internet
 
 
                                                                

domingo, 16 de abril de 2017

YA NO ESTOY EN ESA CRUZ


No se trata de recrear el dolor de mi muerte una y otra vez. No se trata de la muerte sino de la vida. Fui clavado en esa cruz una sola vez, pero ustedes me han crucificado tantas veces más. No se dan cuenta que están atrapados en un círculo de dolor. No se trata de la muerte sino de la vida. ¡Sí! tuve miedo, sentí la tristeza y la angustia aquel día en el Gestemaní pero lejos de huir oré y seguí adelante con el Plan de Restauración para la Bendita Creación de mi Padre.

¡Sí!  dolieron los latigazos y las espinas clavadas en mi frente, pero más dolió ver a mi madre sufriendo por mí. Dolió ver a Magdalena inconsolable.  Dolió el abandono de mis discípulos pero todo tenía un sentido profundo.

¿Cómo iluminar la oscuridad si no entraba en lo más profundo de ella? ¿Cómo restaurar su quebranto sin sentirlo? Acorté la distancia que su albedrío abrió y tracé el camino de vuelta al Padre. Ya no estoy en esa cruz. Vencí a la muerte, resucité y ahora sólo espero que recuerdes que estoy vivo. Estoy con ustedes cuando el viento sopla, cuando las aves cantan, cuando los niños ríen, cuando hay lluvia, en medio de las tormentas, en el susurro de la noche, en el Silencio.

Estoy contigo aunque no me sientas ni me veas, es más aunque no creas en mí. Estoy cerca esperando que me dejes entrar en tu corazón porque tú estás en el mío desde hace mucho tiempo. Tú habitas en mí y si tú me dejas habitar en ti… abrazarás un amor que hasta ahora desconoces.

Ya no estoy en esa cruz.

JESHUA.

 

Foto de internet

jueves, 16 de marzo de 2017

MAR DE INSPIRACIÓN


Un mar de inspiración se agita en mi interior. Olas de imágenes y símbolos, mitos y arquetipos.
Lo que siento me avasalla y luego brota en forma de palabras que cobran vida y escriben cuentos. Y me sumerjo en el Mundo subterráneo de la Imaginación, siento la fuerza del linaje artístico.
Entro en la corriente y me doy cuenta que no importa el nombre sino la obra. Y veo todo tipo de artistas creando: Escultores, pintores, cantantes, actores, bailarines, escritores y digo: ¡Sí!
No se trata de fama ni renombre sino de crear. Y de pronto un remolino me lleva más profundo y veo a los artistas atormentados, a los talentos incomprendidos, a los genios tocando la locura, a los que se adelantaron a su época, a los reconocidos “post mortem” y me pregunto:
                                                         ¿Cuál es el destino de mi escritura?
Y aparece ante mí, un reloj derretido como invitándome a olvidarme del tiempo. Y reconozco mi pluma. ¡Es tan antigua! Y me regalan nuevas tintas y pergaminos en blanco y me dan un nuevo título: “Artesana de la Palabra”. 
El mar se agita y vuelvo a la cotidianidad, al teclado de mi computadora y leo lo escrito y me inclino en profunda reverencia comprendiendo que las respuestas vienen de adentro.


                                                            Imagen de Aimee Stewart
 

 

 

lunes, 13 de marzo de 2017

SANANDO ENTRE LOBOS


Aquella mujer llegó herida, sus heridas amenazaban con matarla en vida. Sus sueños se habían resquebrajado, sus ilusiones estaban rotas, el dolor que sentía le entumía el alma. Una ira avasalladora la había cubierto ante la pérdida. Lo que tanto amaba le fue arrebatado inesperadamente. Lo que fuera que hubiera perdido, era para ella profundamente significativo.
Se refugió en una manada de lobos y se relamió las heridas en las noches de luna llena. En el silencio se escuchaba su llanto mientras el viento le susurraba: “Esto también pasará”. El tiempo se retiró para hacer menos larga su agonía.
Pudieron pasar días, meses o años. Poco a poco y al ritmo de la naturaleza, la mujer comenzó a sanar. Recobró su fuerza y sus instintos. Con el enojo y el dolor aminorados, comenzó a escuchar un llamado. No sabía hacia dónde se dirigiría, pero eso no importaba, lo esencial era partir. Si se quedaba más tiempo del necesario, corría el riesgo de quedar atrapada en su historia.
Ante su inminente partida, los lobos aullaron para ella, pero más que aullidos se escuchaba un canto, un canto del alma. Fue entonces cuando se supo cíclica, creadora y eterna. Tomó su intuición para llevarla con ella y cuando estuvo lista, se marchó agradecida.

 

                                                          Imagen tomada de internet