lunes, 4 de septiembre de 2017

EL CAMINO ANDADO


Aquella mujer ya llevaba un tiempo en el Valle del Asombro acompañada del hombre de la túnica blanca. Él le estaba enseñando a mirar con contemplación. Aunque era difícil no juzgar muchos de los eventos y de las situaciones que se veían desde ahí, ella estaba aprendiendo. Comenzaba a sentir una paz profunda.

Esa tarde, Lavi se quedó mirando un camino sinuoso y muy largo que despedía brillos multicolores.

-          ¿Qué es aquel camino, Maestro?- Preguntó con curiosidad.

-          Ése mi querida Lavi, es tu camino andado. Si quieres verlo más de cerca, podemos descender un poco.-

El camino en verdad era muy largo, había tramos donde estaba truncado por troncos de gran tamaño, también tenía varias bifurcaciones y pedazos de tierra árida. La mujer recordó todos los obstáculos a los que se había enfrentado en el pasado. Recordó su sueño roto. Tenía que reconocer que todavía dolía un poco. Se quedó mirando con contemplación y entonces notó que el suelo estaba lleno de letras de todos tipos y tamaños que emanaban luces de colores.

-¡Todo el camino está lleno de letras!- Exclamó.

El Maestro la observaba con una amorosa mirada.

-Eso quiere decir que...-

-El don que te dimos nunca te ha abandonado. -

- ¡Y que todo ha valido la pena!-

La mujer se hincó frente a su camino andado para honrarlo. Ya no importaba lo doloroso que había sido levantarse después de las caídas. Lo que importaba ahora era que estaba de pie y en compañía del Amado Maestro.

-Reconocer tu camino andado es un paso muy importante.-

-¿Cómo pude no reconocerlo antes?-

-Porque tus heridas estaban demasiado abiertas y el dolor te cegaba.-

Lavi se sentía conmovida. Sin poder evitarlo, preguntó:

-          ¿Qué sigue para mí, Maestro?-

-          Lo sabrás cuando avances, por lo pronto te diré que ya estás lista para ver los anhelos de tu corazón, materializados. Has sido muy perseverante y valiente, no cualquiera desciende tantas veces a sus laberintos. –

-          Tú has estado conmigo infundiéndome valor.-

-          Hoy tienes otra perspectiva de la vida, más profunda y compasiva.-

-          Maestro, te quiero pedir un favor.-

-          Dime.-

-          No me dejes. Aunque mi camino esté lleno de dulces promesas, de esperanza y sorpresas. No quiero hacerlo sin ti. Venga lo que venga, quiero vivirlo en tu compañía.-

Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas y por un instante sus ojos grises llenaron de un azul profundo. Tan azul como el cielo que estaba por surcar.

 

                                                             Imagen tomada de internet

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