No
se trata de recrear el dolor de mi muerte una y otra vez. No se trata de la
muerte sino de la vida. Fui clavado en esa cruz una sola vez, pero ustedes me
han crucificado tantas veces más. No se dan cuenta que están atrapados en un
círculo de dolor. No se trata de la muerte sino de la vida. ¡Sí! tuve miedo,
sentí la tristeza y la angustia aquel día en el Gestemaní pero lejos de huir
oré y seguí adelante con el Plan de Restauración para la Bendita Creación de mi
Padre.
¡Sí!
dolieron los latigazos y las espinas
clavadas en mi frente, pero más dolió ver a mi madre sufriendo por mí. Dolió
ver a Magdalena inconsolable. Dolió el
abandono de mis discípulos pero todo tenía un sentido profundo.
¿Cómo
iluminar la oscuridad si no entraba en lo más profundo de ella? ¿Cómo restaurar
su quebranto sin sentirlo? Acorté la distancia que su albedrío abrió y tracé el
camino de vuelta al Padre. Ya no estoy en esa cruz. Vencí a la muerte, resucité
y ahora sólo espero que recuerdes que estoy vivo. Estoy con ustedes cuando el
viento sopla, cuando las aves cantan, cuando los niños ríen, cuando hay lluvia,
en medio de las tormentas, en el susurro de la noche, en el Silencio.
Estoy
contigo aunque no me sientas ni me veas, es más aunque no creas en mí. Estoy
cerca esperando que me dejes entrar en tu corazón porque tú estás en el mío
desde hace mucho tiempo. Tú habitas en mí y si tú me dejas habitar en ti…
abrazarás un amor que hasta ahora desconoces.
Ya
no estoy en esa cruz.
JESHUA.
Foto de internet
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