jueves, 18 de abril de 2024

DON JESÚS

 

Su vida se apaga como la tenue llama de una vela. Las fuerzas lo van abandonando de a poquito. Quiere descansar. Después de una larga vida, es su derecho. Nadie escapa del sueño de la Muerte. ¿Y si la Vida fuera el ensueño y la Muerte el despertar? La liberación del cuerpo para fundirse con la Conciencia Infinita de Dios…

Mirará entre visiones lo que fue su Vida, el inevitable recuento… Aciertos y yerros. Tristezas y alegrías. Amor y sacrificios. Resentimientos y gratitudes. Humildad y orgullo. Una estirpe que se alarga hasta los bisnietos. El apellido que los nombra y los honra. 

La historia deja de importar, cuando el final se acerca. Se desvanecen los límites del cuerpo y del tiempo. Sólo quedan las huellas del camino andado y el anhelo de reunirse con el Amor infinito. Ése, que siempre buscamos y que olvidamos llevamos dentro, como un hilo dorado que nos conecta a toda la Creación.

 Escuchará el llamado de su amada, de su madre, de quienes amorosamente lo esperan del otro lado del velo. Se disolverá en un abrazo de luz.

Dejarlo ir es un acto de amor. Decirle gracias, para despedirlo. 

La fuerza vital escapará en el último suspiro. Descubrirá el Gran Misterio. Será libre. Será recordado.

 


 

                         Imagen tomada de pinterest

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