viernes, 7 de marzo de 2025

LA DIOSA Y EL 8 DE MARZO

 

La primera vez que leí sobre “la Diosa” fue en un pequeño libro titulado “El valor de lo femenino” de Marianne Williamson y he de admitir que poco le entendí. ¿De que Diosa hablaba? Pasarían algunos años para empezar a comprender.

    Se trataba de la fuerza de lo femenino intrínseco a cada mujer. Una energía poderosa que nos conecta con la Vida en todas sus manifestaciones; por supuesto con la Tierra y con la luna. En un lenguaje metafórico se asocia a la mujer con las cuatro fases del astro lunar. Cuatro energías cíclicas. Cuatro rostros. Cuatro danzas. La luna llena se asocia con el arquetipo de la madre; la luna creciente con la amazona o guerrera; la luna nueva con la vieja sabia o la chamana y la hechicera o cortesana con la luna menguante. Un arquetipo es un patrón de conducta universal que está latente en el inconsciente colectivo para manifestarse en alguna etapa de la vida.

    Fue con Bárbara, una maestra sacada de un cuento, con quien profundicé estos conceptos. Escucharla hablar sobre la fuerza de lo masculino, me inspiró. Ella dijo que los hombres eran como héroes llamados a vivir una odisea. Explicaba sobre el honor, el esfuerzo, el orden, la palabra; todo asociado al sol. Tenía sentido, si nosotras éramos luna, ellos debían ser sol. Y no se trataba de competir, sino de complementarnos.

    Entendí con la cabeza todos esos conceptos psicológicos, pero ¿cómo se bajaban al corazón? ¿cómo encarnarlos en una vida cotidiana? Sí, me imaginaba como una auténtica diosa, pero lo primero que apareció fue un dolor insoportable. Las heridas de mi niña, adolescente y mujer joven. A esta energía la llamé: “lo femenino herido”.  

    Pasarían muchos años antes de que pudiera verdaderamente sentir estas fuerzas arquetípicas dentro de mí. Integrarlas con su luz y su sombra. Traté de compartir este mensaje con otras mujeres, sin embargo, no fue fácil. Las corazas son impenetrables. Comprendo el dolor de las luchas. Rememorar la historia del rol femenino en este mundo patriarcal, desgarra las entrañas y quema el cuerpo, como lo hizo la iglesia en tiempos de la Inquisición.  

    Marzo llega con la conmemoración del día 8 que fue un evento trágico en Nueva york. Trabajadoras textiles protestaron por mejores condiciones laborales y fueron encerradas en la fábrica a la que le prendieron fuego. Actualmente se sigue exigiendo igualdad para los derechos de la mujer. ¿Será una lucha inacabable?

    El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa. Este 2025 llegó con una fuerza destructora y a la vez transformadora. Tiempo innegable de giros y reajustes; de otras narrativas.

    La Diosa en mí quiere descansar. Tirarse a la contemplación. La encuentro en el día, sobre un manto de pasto esmeralda observando las flores y las abejas, y por las noches sale a mirar la luna y las estrellas. Respira eternidad.

    Amanece y me levanto. Necesito escribir.

    “Reconocer el dolor, es sanarlo. Alimentarlo es perpetuarlo”. Me ha susurrado.


                                                    Imagen tomada de Pinterest

 

 


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