viernes, 1 de agosto de 2014

CENICIENTA

 
 
Sé que estás ahí,                                                        
escondida en lo más recóndito de mi ser,
con el profundo anhelo ser mirada
con el deseo de ser rescatada.
Desposeída
Desamparada
Desprotegida
Desprovista de toda fuerza...
Me haces pedir reclamando
Reclamar llorando
Llorar odiando
Odiar amando
Amar mendigando
Mendigar perdiendo
Perder recibiendo
Recibir desconfiando
Desconfiar viviendo
Vivir muriendo
Muriendo  a destiempo.
Hoy quiero decirte que  te veo,
ya no necesitas vivir en la oscuridad
Te honro por ser una parte de mí
porque sin ti yo estaría incompleta
porque también me has ayudado
A permanecer,
A estar,
A resistir,
A no salir huyendo,
A esperar,
A soñar,
A albergar esperanza.
De alguna u otra manera
tu sumisión
me ha mantenido estable.
Te perdono y me perdono
por haber creído que debíamos
 sentir culpa y vergüenza.
Te libero de tu prisión
de dolor y maltrato.
Te tomo entre mis brazos
y te bendigo.
Te ofrezco esta zapatilla
como símbolo de reconciliación.
Cenicienta,
esta noche,
escribiremos un nuevo final
para nuestra historia;
el encanto no se romperá y
seguiremos bailando
la danza de la vida.
 
 

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