He caminado demasiado tiempo por el sendero del dolor.
Mi cruz pesa demasiado, casi me ha quebrado las vértebras.
He crecido con abandono. He mirado con tristeza. He amado con miedo.
He gozado con culpa. He caminado con duda. He llorado con ganas de vaciarme.
He enfermado una y otra vez. He orado sin fe. He descendido a mi propio infierno.
He conocido mi oscuridad y ahí en lo profundo del Reino de lo Profundo he anhelado volver a ver la luz.
He vivido mi viacrucis y he de ser crucificada, doliente y ensangrentada;
deseo morir a lo que fui y a lo que creí para después resucitar como el Amado y
emprender el camino de la gloria, la gracia y la luz de lo divino, dejando huellas de perdón y compasión.
Voy tras los pasos del Ausente, a mi propio ritmo con una pluma mágica y un pergamino en mis manos.
Es tiempo de honrar la vida a través del amor... después de todo aprendí que la sanación está en la Resurrección.
Imagen de internet
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