Amadísmo
Maestro:
A ti, que aguantaste las proyecciones de todo un pueblo
clavándote en una cruz...
A ti, que fuiste tentando en el desierto, para también meterte
a los espejos rotos...
A ti, que te sentiste abatido en el huerto de Getsemaní…
A ti, que te experimentaste abandonado en tu agonía…
A ti, que conoces las flaquezas de la condición humana…
Te pido por favor, que no me sueltes.
Si la Gran Voluntad me puso en medio de este ruedo, ya no voy
a resistirme. Sólo te pido me digas qué hacer y cuándo. Guíame, que pueda yo
ser una luz, una brújula, un faro en vez de perderme junto con ellos en la
tormenta emocional. Que tenga la fuerza para resistir sus proyecciones como la
tuviste tú. ¡No eres tan ajeno ni tan lejano! Fuiste el ejemplo de que sí se
puede conectar la Conciencia Crística en esta dimensión terrenal. Yo no soy lo
que ellos miran. No soy el fragmento, ni el retazo, tampoco soy la que no
pertenece. Soy en cambio, una bendita hija
de Dios; un ser creado por Amor; un espejo prístino y eterno. Ellos también lo
son, aunque tampoco pueda yo reconocer, todavía, su luz. No estamos separados de la Fuente Divina, sólo
estamos confundidos. Mi valor no radica
en su mirada, ni el suyo radica en la mía; el valor fue otorgado por el Amor
que nos creó y no puede ser arrebatado…
Sí aquí te sirvo, aquí
he de estar. Esta rendición me hace vulnerable y sin embargo me abandono en tu
Voluntad. ¿Cómo voy yo a darle indicaciones a la Conciencia Divina?
“Confía en que serás
guiada; renuncia a los pensamientos de ataque”. Me has contestado.
Amanece lloviendo; los pastos tenían sed al igual que yo
estaba sedienta de Fe. Y de pronto una claridad profunda me envuelve trayéndome Paz…
En tu Paz radica la
libertad.
Amadísmo Maestro:
A ti, que aguantaste las proyecciones de todo un pueblo clavándote en una cruz...
A ti, que fuiste tentando en el desierto, para también meterte a los espejos rotos...
A ti, que te sentiste abatido en el huerto de Getsemaní…
A ti, que te experimentaste abandonado en tu agonía…
A ti, que conoces las flaquezas de la condición humana…
Te pido por favor, que no me sueltes.
Si la Gran Voluntad me puso en medio de este ruedo, ya no voy
a resistirme. Sólo te pido me digas qué hacer y cuándo. Guíame, que pueda yo
ser una luz, una brújula, un faro en vez de perderme junto con ellos en la
tormenta emocional. Que tenga la fuerza para resistir sus proyecciones como la
tuviste tú. ¡No eres tan ajeno ni tan lejano! Fuiste el ejemplo de que sí se
puede conectar la Conciencia Crística en esta dimensión terrenal. Yo no soy lo
que ellos miran. No soy el fragmento, ni el retazo, tampoco soy la que no
pertenece. Soy en cambio, una bendita hija
de Dios; un ser creado por Amor; un espejo prístino y eterno. Ellos también lo
son, aunque tampoco pueda yo reconocer, todavía, su luz. No estamos separados de la Fuente Divina, sólo
estamos confundidos. Mi valor no radica
en su mirada, ni el suyo radica en la mía; el valor fue otorgado por el Amor
que nos creó y no puede ser arrebatado…
Sí aquí te sirvo, aquí
he de estar. Esta rendición me hace vulnerable y sin embargo me abandono en tu
Voluntad. ¿Cómo voy yo a darle indicaciones a la Conciencia Divina?
“Confía en que serás
guiada; renuncia a los pensamientos de ataque”. Me has contestado.
Amanece lloviendo; los pastos tenían sed al igual que yo
estaba sedienta de Fe. Y de pronto una claridad profunda me envuelve trayéndome Paz…
En tu Paz radica la
libertad.
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