Qué la vida está hecha de
pequeños instantes.
Qué honrar y tomar a nuestros
padres en nuestro corazón abona el camino de una vida mejor.
Qué todo tiene un buen
lugar para ser acomodado, aun lo más oscuro.
Qué cuando dejamos de
pelearnos con nuestra historia se derrama la Gracia.
Qué somos cocreadores de
nuestra realidad con nuestros pensamientos y sentimientos.
Qué en nuestra sombra
reside la promesa más luminosa.
Qué no poseemos a las
personas que amamos.
Qué tener un buen amor es
el regalo más grande.
Qué los hijos son
nuestros mejores maestros y que hay un misterio insondable en la elección entre padres e
hijos.
Qué cuando buscamos un
amante sólo estamos buscando la pasión perdida por la vida.
Qué para sabotear los
sueños hay que dejarlos en custodia del ego.
Qué lo único seguro es el
cambio, el movimiento, la continuidad y la muerte.
Qué mis alas sólo
estuvieron completas cuando recibí una pluma de cada rostro de la luna.
Qué puedo volar libre
para luego volver enraizarme a la tierra que me nutre.
Qué mis creencias y
prejuicios ya no cabían en la nueva versión de mi misma.
Qué la culpa se resquebraja
ante la carcajada sonora de mis diosas obscenas.
Qué en lo más juzgado
reside el potencial más puro.
Qué en el fondo del
pecado nace la redención.
Qué los hilos que
entretejen nuestro destino tienen una sacralidad.
Qué la fuerza más grande
es el AMOR.
Qué sólo soy un rostro
del Magnificente Creador.
Qué Dios nos da dones y
talentos para compartirlos y compartirnos.
A cierta edad aprendí:
Qué mi vida sería plena
cuando al verme en el espejo encontrara el reflejo de una mujer completa.
Cuerpo,
alma y corazón danzando la misma canción.
Ahora me encuentro con
los pies firmes en la tierra, la mirada al cielo y los brazos extendidos para
recibir lo que aún está por venir.
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