sábado, 3 de enero de 2015

NOS HIZO FALTA


Nos hizo falta a los dos.

A mí, mi padre.

A ti, tu hija.

Crecí con tu ausencia, con los vacíos, con los anhelos de lo que no fue.

Nos perdimos días de escuela, cumpleaños, fiestas, Navidades, vacaciones,  cotidianidad y todas esas cosas que comparten los padres y los hijos.

Mis recuerdos son blanco sobre blanco. Acaso la mecedora del abuelo y el cabello encanecido de la abuela se dibujan en mi memoria como trazos sutiles.

Lo que más recuerdo de ti es que no estabas en mi vida.

Eras el ausente y yo la invisible.

Sé que a la niña le va a doler siempre.

La mujer ahora puede comprenderlo.

No puedo decir que la vida nos debe porque fue nuestra elección.

Hicimos un pacto sagrado. Fuimos dos almas valientes.

Tuvimos lo que necesitábamos, aunque me hubiera gustado estar más cercanos, tener largas conversaciones y filosofar sobre la vida.

Me hubiera gustado que tomaras tu lugar de padre en el trono vacío que estaba en mi reino, pero fue tu elección permanecer distante.

Son mis anhelos, no te preocupes, yo de ellos me encargo.

¿Y tú?

Ahora en la última etapa de tu vida

¿cómo vas a acomodar nuestra historia?

Creo que la Redención está a tu alcance.

Es tu oportunidad de crecer, ¡mi querido Peter Pan!

Ahora estás siendo el padre que no fuiste.

 Verla terminar su carrera es tu motivo para seguir adelante.

 No soy yo y está bien.

Nuestro tiempo estaba desfasado.

 Maduré mucho antes que tú.

Tu ausencia me hizo crecer.

En la huida permaneciste niño.

Tardé mucho en comprenderlo pero al fin lo he integrado.

Fuiste el fiel guardián de mi mundo de Fantasía.

 Le diste sentido a mi vida de una manera misteriosa.

Tu sensible corazón fue mi herencia.

Tu corazón y el mío son una misma cosa.

Y quisiera compartir estas palabras contigo pero no voy a hacerlo,

 la última vez fue un fracaso.

Lejos de conmoverte, te ofendiste.

Y tu ofensa me ofendió…

¡pero si no somos tan diferentes!

A pesar de la ausencia, los vacíos y las páginas en blanco nos parecemos tanto.

No me queda más que honrar el misterio de la paternidad.

Gracias por la vida que en unión con mi madre me diste.

Gracias por nuestra historia rota.

Gracias por nuestro corazón.

Deseo que encuentres el camino a casa.

¡Es tiempo de crecer mi querido Peter Pan!

 

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