El dolor de la voz silenciada, era ya insoportable.
Atolondrada y entumecida salió de su oscuridad,
comenzó a subir por la garganta.
Insuflada de aire tomó forma y no calló más.
Se volvió gemido, alarido, grito, reclamo y
después ascendió para convertirse en canto.
Le cantó a su alma y ésta reconoció su voz.
Juntas se quedaron hasta volverse melodía.
Imagen de internet.
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