domingo, 6 de julio de 2025

EMBUSTERA

 

Me volví embustera a causa del Amor. La verdad acabaría con la Esperanza.

    En un giro brutal, la Vida te volvió niña. Frágil y vulnerable. Mi deber era protegerte. Cuidar lo que quedó de ti...

    "Convertirme en un Espejo de Fe donde pudieras mirarte" era la encomienda, pero mi Fe estaba perdida.

    Fui a buscarla a los templos de los hombres y no la encontré. Entre las homilías, las prédicas y los sermones, sin embargo, me sonaban como palabras huecas. Hurgué entre los crucifijos, los íconos y el arte sacro; en los textos sagrados. Traté de robar un poco del devoto peregrino, de las fiestas patronales, de las alabanzas, las oraciones y las plegarias.

    Regresé de la búsqueda fallida, con las manos vacías. Me convertí entonces en un Espejo de Fe aun sin creer. Me volví embustera a causa del Amor.

    Aquel exilio vino a mi memoria. La isla, la cueva, el apóstol y la Revelación. Y de pronto, tuve una visión: Nuestra propia isla... virgen, inexplorada.



                                                     Imagen creada con Copilot

 

 

NÁUFRAGAS

 

Después del naufragio, flotamos entre los escombros.

    Tú te llevaste la peor parte. Yo, sólo fui un daño colateral. Cuando nos reencontramos en el barco encallado, ya no eras la misma. Otrora guerrera de mil batallas. Quedaste postrada en una cama que se ha vuelto cuna y jaula.

    Ahora el Silencio te acompaña y tu mirada se hace elocuente. Trato de descifrarte en el mar azul de tus ojos perdidos y confusos; en tu media sonrisa, en tus gestos mínimos y tus suaves movimientos que, como una marea baja, quedaron. Te hundiste hasta el fondo del mar, como un espejo roto que nos cuesta mirar. Nos duelen los fragmentos. Lo que quedó de ti. Y en medio de los restos, tengo que mentirte para darte Esperanza. Me convierto en una embustera, sin embargo, la mentira es mi ofrenda. El Amor no me juzgará.

    Sí, madre mía ¡navegaremos entre las ruinas, con las velas rotas! Mi corazón será la brújula. Como los antiguos navegantes, haré un mapa con las estrellas. 

    Sólo esperemos un poco... Tal vez con el amanecer llegue la Fe entre las ráfagas del viento.



                                               Imagen creada con Copilot

jueves, 26 de junio de 2025

EL OASIS DE LA RESILIENCIA

 La explosión la arrojó al desierto. Fue un daño colateral. Deambuló confundida  días y noches. Aquella aridez parecía no tener fin. Necesitaba encontrar un oasis. Uno propio para recobrar las fuerzas. Tenía que volver al teatro. No, no era una elección. El guion estaba escrito. El papel de hija debía ser representado. Aun entre los escombros…

De pronto lo reconoció. Debía ser un espejismo. Un hombre de túnica sentado sobre una duna. Estaba rodeado de un halo de luz tan brillante como el sol. Aunque estaba solo, la corte celestial lo acompañaba. Oraba como era su costumbre. Debía sentirse meditativo. Se sentó en silencio junto a él. Las palabras fueron innecesarias. Cuando lo buscó con la mirada ya había desaparecido.

Rememoró los días juntos en la colina, cuando lo había conocido. La dulce compañía, los dichos sabios y la dirección certera. Recordó su promesa: “Mi paz te acompañará a donde quiera que vayas”. No podía echar en saco roto todas las enseñanzas. Las llevaba en el corazón como inscripciones antiguas. Cuando dejó la colina, también la cubría un halo de luz. No podía permitir que se difuminara, aunque la Duda la habitara en la inmensidad de aquel desierto.  

“Mi fuerza humana ya no me sostiene, por favor, necesito ser sostenida por una fuerza cósmica” soltó, en forma de plegaria, antes de quedarse dormida bajo una escuálida palmera.

La semilla de la Fe quedó sembrada bajo la sonrisa tímida de la luna creciente.  

Un aullido suave la despertó. Era un pequeño zorro de pelaje rojizo que corrió hasta detenerse frente a un oasis a beber agua.

Ella se inclinó también no sólo a saciar la sed, sino como un acto de rendición.

Su corazón, infusionado con las aguas de la Resiliencia, le marcó el rumbo de regreso al teatro. Sus pasos tambaleantes fueron tomando fuerza.

Cuando llegó se metió entre las ruinas del escenario. Las cortinas desgarradas, los tablones apilados, una cama maltrecha y un espejo hecho añicos. Recogió los fragmentos y miró la fragilidad de su madre, postrada en una cama que se volvía cuna y jaula. Volvía a ser una niña de brazos, frágil y vulnerable. ¿Dónde había quedado la guerrera de mil batallas, la del espíritu invencible? ¿Quién la había imposibilitado de esa manera? ¿Acaso no merecía un final más digno para la travesía de su vida? ¿Qué misterio se escondía en la brutal experiencia? El monólogo mental no tendría respuestas inmediatas. Éstas llegarían con el cambio de estación.

Se inclinó en silencio y le tomó la mano. Honro la vida de su madre y su destino. Le dio las gracias. Mirarla luchar con el cuerpo vencido le era insoportable. Así que se quitó los ropajes de hija y se atavió de fiel guardián.

Custodiaría el umbral de la vida y la muerte para ella mientras libraba la batalla última...



                                                                                Imagen generada con IA 
 

martes, 18 de marzo de 2025

BROTE Y PROMESA

El Invierno se retira. Ella le agradece haberla resguardado bajo las raíces. Se nutrió de lo profundo de la tierra. Ahora sale como un brote que la Primavera hará crecer. Ya no tiene duda.

La vieja factura, hecha de papel, quedó enterrada bajo aquel árbol. Se convertirá en humus. Sin tener que cobrarla ahora ella podrá dirigir su energía hacia el sol, como los girasoles que buscan la luz.

Su Intuición la ha alejado, poco a poco, de los lugares que la constriñen. Algunas personas también son territorios a los que ya no pertenece. Ya no pueden retenerla porque ahora tiene alas.

Ha comenzado a disfrutar. Respira, se sabe orgánica, parte de la Naturaleza y también sideral, parte de algo más Grande. Se niega a antropomorfizar al Poder Creador. Las narrativas limitantes ya no resuenan con su libre espíritu.  

Está lista para que todo el Conocimiento adquirido, baje también al corazón. Se ha vuelto más observadora y menos juiciosa. Cada día, intenta recoger sus proyecciones. No siempre lo consigue, sin embargo, hace el esfuerzo. Ya no tiene que salvar a nadie. Cada uno es responsable de sus siembras, aunque deja huellas por si alguien desea seguirlas.

Ella y la Primavera se encuentran en la bifurcación. Se saludan y caminan, como dos viejas amigas, por el sendero de la izquierda. 

El letrero dice: El Camino del corazón…


                                                           Imagen tomada de Pinterest


viernes, 7 de marzo de 2025

LA DIOSA Y EL 8 DE MARZO

 

La primera vez que leí sobre “la Diosa” fue en un pequeño libro titulado “El valor de lo femenino” de Marianne Williamson y he de admitir que poco le entendí. ¿De que Diosa hablaba? Pasarían algunos años para empezar a comprender.

    Se trataba de la fuerza de lo femenino intrínseco a cada mujer. Una energía poderosa que nos conecta con la Vida en todas sus manifestaciones; por supuesto con la Tierra y con la luna. En un lenguaje metafórico se asocia a la mujer con las cuatro fases del astro lunar. Cuatro energías cíclicas. Cuatro rostros. Cuatro danzas. La luna llena se asocia con el arquetipo de la madre; la luna creciente con la amazona o guerrera; la luna nueva con la vieja sabia o la chamana y la hechicera o cortesana con la luna menguante. Un arquetipo es un patrón de conducta universal que está latente en el inconsciente colectivo para manifestarse en alguna etapa de la vida.

    Fue con Bárbara, una maestra sacada de un cuento, con quien profundicé estos conceptos. Escucharla hablar sobre la fuerza de lo masculino, me inspiró. Ella dijo que los hombres eran como héroes llamados a vivir una odisea. Explicaba sobre el honor, el esfuerzo, el orden, la palabra; todo asociado al sol. Tenía sentido, si nosotras éramos luna, ellos debían ser sol. Y no se trataba de competir, sino de complementarnos.

    Entendí con la cabeza todos esos conceptos psicológicos, pero ¿cómo se bajaban al corazón? ¿cómo encarnarlos en una vida cotidiana? Sí, me imaginaba como una auténtica diosa, pero lo primero que apareció fue un dolor insoportable. Las heridas de mi niña, adolescente y mujer joven. A esta energía la llamé: “lo femenino herido”.  

    Pasarían muchos años antes de que pudiera verdaderamente sentir estas fuerzas arquetípicas dentro de mí. Integrarlas con su luz y su sombra. Traté de compartir este mensaje con otras mujeres, sin embargo, no fue fácil. Las corazas son impenetrables. Comprendo el dolor de las luchas. Rememorar la historia del rol femenino en este mundo patriarcal, desgarra las entrañas y quema el cuerpo, como lo hizo la iglesia en tiempos de la Inquisición.  

    Marzo llega con la conmemoración del día 8 que fue un evento trágico en Nueva york. Trabajadoras textiles protestaron por mejores condiciones laborales y fueron encerradas en la fábrica a la que le prendieron fuego. Actualmente se sigue exigiendo igualdad para los derechos de la mujer. ¿Será una lucha inacabable?

    El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa. Este 2025 llegó con una fuerza destructora y a la vez transformadora. Tiempo innegable de giros y reajustes; de otras narrativas.

    La Diosa en mí quiere descansar. Tirarse a la contemplación. La encuentro en el día, sobre un manto de pasto esmeralda observando las flores y las abejas, y por las noches sale a mirar la luna y las estrellas. Respira eternidad.

    Amanece y me levanto. Necesito escribir.

    “Reconocer el dolor, es sanarlo. Alimentarlo es perpetuarlo”. Me ha susurrado.


                                                    Imagen tomada de Pinterest

 

 


viernes, 28 de febrero de 2025

LA VIEJA FACTURA

 

Ella metió la mano en la oquedad de su corazón y extrajo la vieja factura.  El papel desgastado dejaba entre leer los detalles. Expedida por la niña abandonada que alguna vez fuera, aquella mujer había tratado de cobrarla infructuosamente.  Ni su mismo padre había sido capaz de pagársela durante los años que convivieron. Fue una fantasía haber querido recuperar el tiempo perdido. La idealización del padre ausente chocó con el hombre real.

La mujer lo entendía, sin embargo, la niña la obligó, una y otra vez, a cobrar algo que era impagable. Lo peor había sido, quizá, querer cobrar esa factura al hombre que la amaba. Una mujer-niña buscando ser mirada a cualquier costo para compensar veinte años de invisibilidad e indiferencia. Ese patrón discordante se escondió bajo los proyectos truncados, los fraudes, el sabotaje, la ausencia de placer, la rabia recalcitrante y las vértebras.

Una tarde de invierno, inesperadamente, ella recibiría el último latigazo. Tan certero y punzante que la obligó a alejarse herida y en silencio. Aunque ya no temía entrar a los laberintos, cada descenso era un desgarro inevitable. Esta vez, el espejo roto le devolvió la imagen de una muñeca, con un hueco por corazón, hecha de parches mal hilvanados. Mirar los retazos que la construían le dolía. “¿Cómo podía un corazón hueco doler tanto?”  

—No se trata de llenar el vacío, sino de erigir algo alrededor — le dijo una voz lejana que sonó como un eco.

“¡Ésa era la respuesta!” ¡Había tratado de llenar el vacío de su corazón con una factura impagable!

Cada vez que encontraba una respuesta, el laberinto se iluminaba con una luz tenue, como la de una farola, que le mostraba la salida.

Una vez fuera, guardó el papel ajado en el bolsillo de su vestido y se internó en la densidad del bosque. Conocía bien el camino que la llevaba hasta el Lago de la Restauración. Se descalzó y posó en la orilla de aquellas aguas cristalinas que sabía estaban interconectadas a las entrañas de la Tierra. A las aguas del Origen. Cerró los ojos para escuchar el canto que brotaba como un mantra.

No percibió la llegada del Maestro, el Mago y la Mujer Sabia. Habían llegado para sostener su intención. Se formaron detrás de ella en un semi círculo.

Antes de echar la factura al agua, ella validó y honró su dolor. Era imposible negarlo, pero ya era hora de disolverlo.

Ya era hora…

Se llevó una mano al corazón y con la otra, lanzó el documento. Flotó unos segundos antes de absorber el agua. Las cantidades, los conceptos y la fecha se convirtieron en una mancha bicolor. Un suave oleaje provocó que la hoja comenzara a desintegrarse. Pequeños fragmentos flotaban, como veleros lejanos, en un mar azul. Se quedó mirando hasta que el último pedazo se hundió junto con todo el peso que llevaba años cargando en el cuerpo y en el corazón. Suspiró aliviada. Tuvo la certeza de que pronto sería capaz de crear un bello jardín alrededor de aquella oquedad. Ella misma era un brote.

Miró al horizonte, el sol se ponía como un testigo mudo coloreando el cielo en tonos rojizos, dorados y purpúreos.

    La primavera anunciaba su llegada.


                                                             Imagen tomada de Pinterest

 

domingo, 5 de enero de 2025

2025

 

El Año Nuevo ha comenzado… Ella está en perfecta sincronía con el invierno. Quiere guarecerse, afinar su intuición, descifrar sus sueños. Ya no tiene que complacer a nadie.

Ella ha escuchado un llamado y ha respondido: ”sí”. Ya no puede ignorar esa incomodidad que la obliga a moverse. Aunque no alcanza a ver el panorama completo, ha dado los primeros pasos. Tuvo una crisis de Fe, pero ahora tendrá que confiar. No tiene escapatoria de la Luz y la Esperanza.

Ella ha tenido una epifanía: “Así tenía que ser”. Ya no hay lugar para el lamento y la culpabilidad. El severo juez que la acompañó por años se ha ido. Los resentimientos ya no tienen significado. El pasado ahora sólo es un marco de referencia. Un cúmulo de experiencias y aprendizajes que la vuelven sabia.

A veces, tiene ganas de desaparecer. El alboroto externo la abruma. Extraña su hogar cósmico. Parece haber olvidado el sentido profundo de encarnar en este mundo de polaridades, sin embargo, se sabe semilla de dos raíces: terrenal y cósmica.

Por lo pronto quiere reposar. El invierno le enseña que la Naturaleza no muere, sólo duerme para renacer. Siente, en su corazón, la misma promesa.

Dormirá bajo el árbol desnudo de hojas, junto al zorro, con la cola enroscada, que se refugia en la madriguera.

 Ella también se cobijará con sus letras.


                                                              Imagen tomada de Pinterest