Me
acomodo entre las hebras y varitas de mi nido vacío. Ahora que ellos han volado
tengo más espacio. Tomo la pluma y escribo.
A
Rulis:
Te fuiste “de a poquito”. Casi no me di
cuenta de tu mudanza. Hoy habitas tu propio espacio. “A los 30 ya no los quiero
viviendo conmigo” les había dicho hace algunos años. Te fuiste a los 31. Era
necesario, corrías el riesgo de que te atrapara con mis alas protectoras. Un
patrón que se repite en mi linaje paterno. Apellido que llevas en tu nombre,
aunque muchas veces te lo quitas. Eres todo un personaje. Singular. Tu
creatividad casi raya en la genialidad. Ese es tu don. Tu visión del mundo va
más allá de tu edad cronológica. Has de ser un alma vieja…
A
Muñe:
Te fuiste antes. Te quieres comer el
mundo. Tu visión es expansiva. La nobleza es tu don. Te alcanza para abrazar
mucho. Veo tu potencial que, sin duda, se liberará conforme avances en la vida.
Recuerda que la Salud perfecta es tu Derecho Divino. ¡Reclámalo con la
autoridad de tu ser eterno! Equilibra tu mundo financiero con el corazón…
A
ambos:
Se me expande el corazón cuando los veo
juntos. Se aman y cuentan uno con el otro. No dejen que eso se pierda. Unidos
son más fuertes. ¡Los amo tanto!
Les
escribo ahora que recuerdo que también tengo alas. Alas que estaban replegadas
a causa de la maternidad. No fue carga. No es reclamo. Fue un honor. Haber estado con ustedes durante
su infancia y adolescencia tuvo un sentido profundo. Mi estar fue invaluable.
Supongo que así tenía que ser. Ahora, mis alas también quieren volar a tierras
lejanas. El nido se quedará aún más vacío…
Estas
palabras tienen un tono de despedida, inclusive para mí misma. Porque la que se
va, no será la misma al regreso. Han caducado en mí, roles y creencias. Ya no
quiero esperar. Si no es ahora ¿cuándo? La vida es corta.
Siento
un llamado en mi corazón, imposible de explicar. Es profundo, antiguo, lejano y
misterioso… Este viaje es mi “sí”. La
respuesta que también es llave para revelar el Misterio de mi existencia.
Mi
legado no es millonario, es de letras que vienen de una dimensión etérea e intangible.
Es un puente que une dos mundos: el real con el imaginario… donde existen todas
las posibilidades. Pueden encontrarme bajo el manzano, cobijada bajo su sombra,
leyendo o quizás esté recolectando lavandas o hablando con la luna.
Estas
palabras brotan como el agua de un manantial. Incontenibles
Escribir
en mi don.